• Capítulo 2 •

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"Estoy paralizado,
¿Dónde están mis sentimientos?
¿Dónde está el verdadero yo?
Estoy perdido y eso me está matando por dentro.".

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No era precisamente un buen día para Levi.

Ese día su prometida estaba de visita, y eso era algo que no le agradaba en lo absoluto.

Sobre todo porque sus padres siempre estaban presionándolos para que pasaran juntos durante toda su estadía en el castillo, ¿Lo peor? Es que cada vez que llegaba al castillo se quedaba por varios días.

Y por si fuera poco, Petra era bastante querida por la madrastra de Levi, Yelena la quería como la hija que nunca tuvo por lo que deseaba que de verdad se convirtiera parte de la familia al casarse con Levi, hostigando aún más a ambos jóvenes para que fueran más cercanos entre ellos.

Y no es que odiara a Petra, sino que odiaba que los obligaran a actuar como una pareja de comprometidos, lo eran pero no estaban enamorados, por lo que, con el paso del tiempo, dicha compañía le empezó a resultar pesada.

Y para colmo, mientras caminaba por los pasillos, terminó por chocar con un sirviente quien llevaba una gran cantidad de libros, bastante pesados a vista de Levi, los cuales se cayeron de las manos del rubio frente a él.

Levi observó al chico rubio frente a él, ya bastante fastidiado por el pésimo día que estaba pasando.

¿Un nuevo empleado? - Fue lo único que pensó el azabache, su cara le resultaba desconocida, así que era lo más probable.

No es como si él llevara el control de todos los empleados del castillo, pero dado que se paseaba por todo el lugar, podía reconocer las caras de todos los sirvientes, aunque no supiera sus nombres, y realmente no era algo que le importara saber.

Observó al chico ponerse sumamente nervioso mientras recogía los libros, lo más probable es que estaba perdido, Levi pensó que no deberían darle entrada al castillo a personas tan impertinentes que ni siquiera veían y ni sabían por dónde caminaban.

Se quedó de pie frente al rubio, hasta que este finalmente recogió todos los libros, y pidió disculpas exageradamente para luego salir corriendo de ahí.

Y bueno, si antes estaba de mal humor, pues ahora lo estaba más.

El príncipe decidió no prestar más atención al asunto y continuó su camino por los pasillos hasta llegar a una sala, en donde para su desgracia, estaba Yelena, la actual reina y su madrastra desde que su padre decidió casarse de nuevo, luego de la muerte de su verdadera madre.

Decidió adentrarse a la sala para así, poder llegar a la otra puerta que llevaba hacia afuera del castillo.

Yelena se encontraba sentada tomando lo que parecía ser una taza de té, y al notar la presencia del azabache, habló sin ni siquiera dirigirle la mirada:

- Petra acaba de llegar junto a su padre.

Levi no detuvo su caminar y solo dió un "mh" en respuesta, haciendo notar su indiferencia ante la noticia.

Al escuchar tan seca respuesta, la reina volvió a hablar:

- Asegúrate de hacerle compañía y de guiarla por el castillo.

Levi, sintiéndose nuevamente molesto al escuchar esas palabras tan idiotas para él, detuvo su caminar y habló fríamente:

- Ella conoce el castillo incluso mejor que los sirvientes. - Contestó recordando al chico rubio con el que se atravesó hace tan solo unos minutos.

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