CAPÍTULO 1: "Un imprevisto en la carretera"

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Era una tarde soleada de la región montañosa , el solitario camión rojo de ocho ejes atravesaba todo el condado dejando tras suyo una estela de tierra y humo. Pese a lo bello de las curvas rocosas, no había nada realmente diferente en el camino con respecto a los últimos días, más bien, parecía que iba a ser otra de esas largas y estimulantes rutas.

A Kirishima Eijiro le gustaba ser camionero.

Oh, sí. Le encantaba. El rudo ronroneo de la enorme máquina bajo su cuerpo hacía excelente combo con el olor a cuero ardiendo que desprendían los asientos después de diez horas bajo el sol de la carretera. Pero el calor nunca era demasiado abrumador cuando podía abrir un poco la ventana y sentir la brisa despeinándole los rojos cabellos. Además, solía encontrar fabulosos paisajes en sus jornadas, no podía pedir más. Era algo que realmente disfrutaba.

Y es que Kirishima así pasaba sus días.

Muchos le habían reprochado el hecho de que siendo un muchacho saludable, inteligente y con un brillante futuro por delante, hubiera optado por el oficio de transportista. En específico, "camionero".

Pero esa había sido su elección. Así es, él era un camionero. Solo un camionero.

Kirishima solía repetirlo para sus adentros cuando en medio de sus viajes empezaba a soñar despierto acerca de tener un destino especial, una razón de ser, más allá de ir y venir con cargas a través de todo el país. A veces,  Kirishima imaginaba que aún siendo camionero  un día podría convertirse en una especie de héroe. ¡Convertirse en el salvador de alguna condenada población que necesitara desesperadamente una preciada carga! Y él, el único que podía salvarlos, varonil y vistoso en el rojo caballo de metal, llegaba justo a tiempo con la medicina, la comida, o cualquier cosa que pudiera significar la solución a sus problemas.
Tal vez esa descabellada idea era una de las razones que lo orillaron a ser lo que era.

- Más rápido que el viento, y más fuerte que una roca . En mi bólido de ocho ruedas ¡OH SÍ! -Kirishima exclamó su frase apretando el acelerador y dando un pequeño golpe al enorme volante del camión rojo. 

Acompañando el grave sonido de su máquina, Kirishima escuchaba una de sus canciones favoritas en la radio. Life is a Highway' era el tema que solía acompañarle en sus rutas más largas. Y vaya que definitivamente esta iba a ser una. Ciertamente no había ningún pueblo en apuros esperándolo a él y su camión. Y a pesar de que llevaba una carga muy pesada en el contenedor, realmente no era nada especial.

Eran rocas.

En realidad, siempre eran rocas.

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3: 12 pm - Km 35

El viento había empezado a cambiar, el área montañosa de repente había desaparecido y ahora ante sus ojos se desplegaban amplios campos con sembríos hasta donde alcanzaba la vista.

La extensión de la carretera asemejaba una espada gris que cortaba aquellos amplios campos verdes, pues no había ninguna casa, estación o ciudad en varios kilómetros. Simplemente era todo una sucesión de parches pintorescos . 

Todo el ambiente prestaba a que Kirishima podría conducir relajado por el resto del viaje. Eso si no fuera porque "bólido",  de repente empezó a disminuir su potencia. Parecía que estaba perdiendo velocidad, pues poco a poco el viento dejó de oponer resistencia, y sus adornos en el parabrisas dejaron de rebotar.

- Hey...¿Qué te está pasando amigo? - Dijo Kirishima, cariñosamente,  dirigiéndose al vehículo, como esperando que éste le contestase.

Como era de esperarse, el camión, muy lejos de contestarle simplemente continuó rugiendo. No obstante, el motor empezó a emitir un ruido extraño, a la vez que un oscuro humo empezó a emanar desde el frente del capot.

Ruedas del Destino 【KIRIBAKU】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora