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Desde hacía días que Harry había estado dándole vueltas a un mismo asunto.

Pronto sería mayor de edad en el mundo de los magos, podría hacer magia libremente —sobre todo porque estaba en Estados Unidos—.

Pero el recuerdo de lo que pasaría al llegar su mayoría de edad le aterraba, lo hacía sentir incómodo en su propia piel, como si ésta se comprimiera, haciendo doler desde sus huesos hasta su alma.

Se sentía prisionero en sí mismo.

Esa misma noche se topó con Percy Jackson. Un semidiós hijo de Poseidón. Cuando Harry llegó al campamento, éste joven estaba perdido, su entonces novia, Annabeth Chase, había estado furiosa en el momento que él apareció por la entrada del campamento en lugar del hijo de Poseidón.

Pasó lo que tuvo que pasar para que Percy Jackson volviera, se enteraron de que estaba en el Campamento Romano e incluso pelearon contra los gigantes.

Harry no fue más que un espectador secundario, llegó al campamento a mediados de junio y estaba más ocupado sufriendo por la muerte de su padrino y, además, el shock de enterarse que la madre por la que lloró toda su vida no era su madre, sino una Diosa menor de nombre Hebe.

Se sintió insatisfecho por esto, ¿no estaba bien desear que Lily fuera su madre? Él realmente deseaba que, al menos, las personas que lo maltrataron toda su vida fuesen como mínimo sus parientes.

Pero ellos no lo eran.

Tío Vernon y tía Petunia se alegraron de dejarlo ir cuando se enteraron de que Lily no era su madre, no sin antes darle la golpiza de su vida, alegando que todo lo que le dieron se desperdició en alguien que ni siquiera compartía su sangre. Dudley fue amable, Harry lo perdonó. Al menos alguien parecía tener salvación en esa familia.

Mientras tanto, Harry sabía que tenía que irse a Inglaterra pronto, además de la boda entre Bill y Fleur, tenía su propia batalla para librar.

—Potter, ¿no es demasiado tarde para estar fuera de tu cabaña?

Los ojos de Harry se volvieron hacia el hijo de Poseidón.

—Si es que lo es, no es asunto de nadie más que mío.

Percy se sentó a su lado, Harry se alejó unos palmos para mantener su espacio propio.

—Deberías de ir a dormir, no sólo las arpías saldrán a patrullar, también necesidad descansar adecuadamente. Vete a la cama.

Y Harry lo hizo. Apenas tocó la almohada cayó rendido.

Estas apariciones nocturnas se repitieron durante semanas, hasta que Harry tuvo que irse, mirando con disculpa a sus hermanos, lamentándolo con Percy.

Faltaba una semana para la boda de Bill y Fleur, seis días para su cumpleaños diecisiete.

Harry no pudo dormir esa noche. Extrañaba a Percy.

Cuando llega la noche [HP/PJO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora