Café

204 4 0
                                    


Estaba ahí, lo recuerdo muy vívido, casi como si estuviese allí ahora mismo. Quisiera no estarlo, evidentemente, no estar ahí, no obstante los recuerdos regresan una y otra vez a cada uno de esos viles días de juventud y estupidez en los cuales pensaba que todo iba a estar bien y que mis acciones no significaban nada "¡qué más da esto, que se jodan todos!" Uno cuando es joven no le importa mucho decir tales cosas -a menos que uno tengo ya sus buenos cuanrentas y realmente no le importe nada y piense que no tiene nada que perder- pero conforme el tiempo avanza y observa de lo que es capaz de hacer solo una persona con tiempo y siendo motivada por sus vacíos internos solo en ese momento uno es capaz de entender que el pensar de esa forma solo llevarálo a morar por los peores páramos para salir hecho una bestia, exactamente igual a ellos, de sus años primordiales para colgarse a los sus cuando more en los tiempos de reproducción. Pienso y pienso mientras tratan de romper las puertas, no me importa mucho eso si tengo que ser honesto unos cinco gramos y como un golpe en la cabeza todo se olvida, así lo hacen los "¿buenos muchachos de ahora no es así?" Han pasado ya, sus gritos como torrentes de agua en barco a medio hundir se escuchan por los pasillos, tiempo de cobrar el cheque.

"La única esperanza para esta especie es su extinción" Mientras esperaba del otro lado de la calle observaba a esos idiotas y sus similares proferir esas y otras tamañas estupideces mientras esperaba a un conocido de hace tiempo para comunicarle unos menesteres, bien pude haberlo hecho por celular pero a mí no me gusta esa basura digital, he visto una y otra vez como la gente se dice hasta cómo se matarán detrás de ese maldito espejo negro solo para verlos con la mayor indiferencia una vez están frente a frente, siempre me digo que es de frente o no vale para una mierda, siempre de frente. Mientras seguía esperando solo quedábame atónito ante tales declaraciones que hacían esos en medio del flujo ingente de huestes indiferentes que solo parábanse para tomar una foto de sus particulares atuendos o de las astas o cuernos que algunos de ellos llevaban, mientras la silenciosa mayoría con indiferencia o risas pasaban como si ellos estuvieran tan diseminados por todos lados que hacerles caso o no era un mero convencionalismo, uno si quiere puede no hacerle caso a la luz pero ella está tan presente que realmente importa nada si uno le quiere o no prestar atención, entre esos tumultos de absurdos intentaba centrarme, mientras disimulaba la observación del café y esperaba a mi compañero para discutir algunos problemas del trabajo. Observar eso y aquello, fingía de vez en cuando una ira irracional ante ellos para ocultar mi vergüenza, ya que yo fui el que los hizo en primer lugar, recuerdo los juegos estultos en ese maldito blog de antaño jugando a ser una suerte de Dios dictador atrás de una pantalla, llegó al punto de salírseme de las manos el asunto porque pensaba que ahí dentro todo iba a ser conforme para el sitio y solo eso, cuando me di cuenta que -o me hicieron darme cuenta mejor dicho- que esto ya había hace mucho escalado al punto de que estaban muriendo personas simplemente desaparecí de la misma forma en la que vine, entre humo y malas ideas. Recuerdo el primer golpe de realidad, era como si ella me hubiera dicho –Mira maestro las cosas de la pantalla también saltan al resto del mundo.

Si no recuerdo mal fue por alguno de esos malos días lluviosos de Mayo cuando en las noticias miré que algunos oficiales en California habían sitiado y detenido a una serie de biólogos -o algo así- que estaban haciendo pruebas experimentales en humanos y animales "no sabemos qué pasó" "no sabemos qué hacían" "solo sabemos que pasó y ya". Pues yo sí sabía qué pasó ¡Cómo no saberlo si fui yo el que les dijo qué hacer! O bueno, tampoco tanto... o al menos me diré eso para calmarme por las noches un maldito juego de roles estúpidos terminó en un desastre biológico a escala planetaria y en quien sabe cuántos muertos y detenidos ¡Imbécil! Solo me puedo decir insultos y agitar un poco la cabeza de un lado a otro, como maldito perro lo cual es bastante irónico, para "sacudirme" los malos pensamientos, un afán estúpido e insensato, pero esperado evidentemente ya que cuando se trata mucho con algo relativo a conductas la norma dicta imitación como aquel pazguato que imita al grande para intentar sorber su gloria, cuando solo sorbe su imagen y ni siquiera una buena calca de ella.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 03, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora