CAPITULO 3

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Entrando por el camino de regreso a la casa, Mew se sentó en su coche repasando todo lo que estaba en su mente. Evidentemente, los rumores sobre Gulf y el bebé fueron propagados rápidamente a través de la ciudad. Algo no estaba bien, había oído dos versiones diferentes que venían de la misma familia. Entonces, ¿cuál era la verdad? ¿Había decidido Gulf regresar a Tailandia? ¿Estaba manteniendo a los Jumpol apartados del niño para que no tuvieran nada que ver con él? Si eso era cierto, entonces ¿qué estaba haciendo desnudo dentro de su granero? No importaba cuál era la verdadera historia, estaba seguro de que lo sabría pronto.

Al salir del coche, Mew llevó todos los suministros a la casa y frunció el ceño cuando su hermana se rio de los diferentes tipos de pañales que había conseguido. Era su primera vez comprando cosas para un bebé, y en serio, la mierda que tenía que saber era interminable.

¿Estás seguro de que tienes suficiente? —se rio ella cuando le ayudó a desempacar.

Había demasiados para elegir, y no podía decidir. Pensé que uno de ellos sería el correcto.

Sosteniendo la ropa Jomkwan dijo: —El bebé va a necesitar más que éstos. Te escribiré otra lista.

Voy a tener que ir a Seguin para conseguir más. En realidad, no tienen una gran selección aquí en la ciudad.

Bueno, entonces voy a añadir algunas cosas más a la lista — dijo ella mientras agarraba el lápiz y el papel.

No te dejes llevar. Probablemente se irán tan pronto como estén mejor. —Se rascó un lado de su cara, y añadió: —Su nombre es Gulf. Puifai murió aparentemente hace un par de días, y de acuerdo a quien cuente la historia, tienes la opción de que Gulf está en su camino de regreso a Tailandia para estar con su familia o que Gulf salió del rancho de los Jumpol jurando que no volverían a ver al bebé de nuevo.

Frunciendo el ceño Jomkwan preguntó: —¿Qué versión crees?

Ninguna. Si cualquiera fuera cierta entonces ¿por qué estaba en el granero? Hay una historia allí con seguridad, pero lo que es yo, no lo sé bien. —Al oír un bebé que lloraba, él supo que no era el sonido de su sobrina. Caminando hacia el porta-cuna, se inclinó y cogió al bebé. —¿Cuál es tu problema pequeño hombre? — No podía dejar de sonreír mientras la manita del bebé se acercó enredándose en su camisa. Esos grandes ojos almendrados que se agarraban a su corazón. Mirando al bebé, le gustaría que pudiera hablar y decirle exactamente lo que estaba pasando con su papá.

Debes gustarle—dijo Tong desde el sofá—. Ha llorado con todo el mundo que lo ha cogido. Tú debes tener el toque mágico.

Él es justo la cosa pequeña más linda —canturreó Mew al niño en sus brazos.

Casi te dan ganas de tener uno propio ahora, ¿no es así? — bromeó su hermana.

Ahora, ¿por qué necesito tener uno propio cuando pronto tendré dos preciosos ángeles corriendo por aquí?

CUANDO LAS ALMAS COLISIONAN (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora