Cap. 28. Primer Volumen; EN NUESTRO REINO

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     El tiempo había cambiado a la mañana siguiente, llovía un minuto y se despejaba al siguiente, había baja presión y no dejaba salir el sudor de la piel. El tifón Emily realmente se acercaba. Me desperté primero, Xiao Di todavía dormía profundamente recostado de lado, su angulosa y delgada espalda estaba cubierta de marcas rojas horizontales por las tablas duras de la cama. Cuando entré al baño, me encontré con Obasan, en cuclillas junto a la bañera lavando su ropa. Al verme, señaló el colchón que colgaba del estante y gritó:

     "¡Has colgado tantas cosas en el baño que ni siquiera se puede entrar!

     - Me lo llevaré de inmediato", sonreí disculpándome. "El pequeño mojó la cama anoche. No te hemos molestado, ¿verdad, Obasan?

     - ¡Basta de cháchara!", gruñó. "Ese pequeño loco puede ser flaco, pero come como un cerdo. Le di un plato de verduras, lo devoró en un santiamén y luego cogió el pastel de carne del cuenco del pequeño Johnny antes de que pudiera detenerle. ¡Anoche Belleza de Luna no sabía si reír o llorar con ese pequeño idiota tuyo!

     - ¿Por qué?"

     Obasan se sacudió las pompas de jabón de las manos y empezó a reírse.

     "Anoche, Zhu Di, Meng Na y Wu Lulu, de 'Muñecas Chinas'[1], vinieron a charlar con Belleza de Luna. Mientras esas locas parloteaban, comían sandía y se burlaban de las tetas falsas de Wu Lulu, tu pequeño idiota irrumpió desnudo y se sentó junto a Belleza de Luna. Se quedaron atónitas. El pequeño loco extendió las manos para tocar la cara de Belleza de Luna y hundió la cabeza entre sus pechos. Ella se rió a carcajadas y gritó: '¡Vas a ser mi muerte!' y le empujó hacia el regazo de Wu Lulu. Y tanto ella como Zhu Di y Meng Na se escondieron y gritaron, montando una escena. Finalmente, Belleza de Luna logró sacarlo de la habitación persuadiéndole con un trozo de sandía.

     - ¡Nunca pensé que el pequeño tendría problemas de faldas [2]!" Me reí.

     "Creo que deberías deshacerte rápido de él", dijo Obasan con un suspiro. "¡Me pregunto qué hicieron mal sus padres!

     - Estoy tratando de averiguar dónde vive para poder llevarle a casa", dije para calmarla. "Obasan, te traje un montón de lichis anoche, ¡cada cual más grande!". Le mostré lo grandes que eran con mis manos.

     "Bueno", murmuró. "No te creo, ¡vamos a echarles un vistazo!".

     Me lavé la cara y volví a la habitación. Xiao Di ya se había despertado, estaba sentado en el borde de la cama, mirando alrededor somnoliento. En el momento en que me vio, sus labios se abrieron en una amplia sonrisa. Metí la mano debajo de la cama y saqué algo de ropa vieja y se la entregué, pidiéndole que se la pusiera, mientras le indicaba:

     "Xiao Di, tengo algo que hacer. Espérame aquí y no salgas de la casa, ¿entendido?

     - Mmm", asintió.

     "No puedes quitarte la ropa", le dije, tirando ligeramente de su camisa y dándole una suave palmada en el trasero. Sonreí y le dije: "Corriendo por ahí con el culo al aire, ¿no te da vergüenza?

     - Pelota, pelota", gritó alegremente cuando una pelota roja, blanca y azul entró rodando en la habitación y chocó contra sus pies. Xiao Di le dio una patada, haciendo que la pelota girara. El pequeño Johnny entró corriendo, con la bragueta del pantalón abierta, se arrastró por el suelo detrás de la pelota, riendo y pasándoselo muy bien. Xiao Di se unió a él tirándose también al suelo, en la búsqueda de la pelota.

     Recogí los lichis que había comprado anoche y los llevé a la cocina para dárselos a Obasan, quien rápidamente peló uno y se lo metió en la boca con un pequeño gemido de placer. Le entregué doscientos dólares y le pedí que se los diera a Belleza de Luna.

HIJOS DEL PECADO (Crystal Boys)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora