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Los angeles aparecen de diversas formas
para darte una mano cuando estés
en tiempos difíciles.

[  .  .  .  ]

Las personas siempre tenían algo en qué creer y eso estaba bien.

Él había nacido como un nefhilim en la tierra, donde una hermosa mujer había logrado enamorar a un hermoso Angel que estaba velando por la salud de la madre de la humana.

Y se había criado con un tutor a causa de la muerte de ambos padres, por una unión que nunca debio ser.

Por eso le era difícil alejarse de todo aquel mundo sobrenatural que muchos humanos ignoraban y otros tenían un don innato para percibirlos.

Recordaba las ancianas que le sonreían en la calle cuando con ayuda de sus dones evitaba accidentes o simplemente por desprender un aura de paz y armonía, muchas veces lo reconocían como un verdadero Ángel en la tierra.

Escuchaba muchas veces las plegarias de los humanos pidiendo a su creador que enviara ángeles para  cuidarlos en cualquier situación y muchas veces había acudido a aquello.

Con sus humanos dieciocho años tuvo que ir directo al infierno, como sus compañeros lo llamaban, pasar parte de su infancia y adolescencia en un colegio para luego ir a la universidad.

No le asusto mucho, podía diferenciar a los suyos, ángeles nacidos en la tierra que vivían como simples humanos aunque tuvieran la misión de velar por la humanidad. 

Pero entre sus crisis de humano y su poca experiencia como un Ángel, surgía un duda demasiado grande que no podía acallar en su interior.

¿Porque le interesaba tanto el chico rubio que se sentaba a dos asientos delante de él?

Al principio creía que era igual a él, tenia esa aura, pero  parecía completamente ajeno a las cosas que pasaban a su alrededor. Él podía ver a los llamados ángeles guardianes en su forma incorpórea moverse por toda la escuela y en su propio salón, todos ellos podían acceder a ese plano y por el poco conocimiento que tenia no estaba seguro si podía desconectarse para ignorarlos.

Pero si era así, Kaminari denki era demasiado fuerte para lograrlo.

— Él es humano ¿Cierto?

Le había preguntado a su tutor y profesor del colegio en un receso. El pelinegro hombre lo miró de reojo mientras seguía corrigiendo los papeles que supuso eran exámenes.

— No deberías preocuparte por eso. 

— No. Pero él...su alma se siente diferente.

Supo que no había elegido la palabra correctas cuándo el hombre hizo brillar sus ojos, extrañamente era rojos, un color poco común en un Ángel.

— ¿Tocaste su alma?

— Solo quería ver porque es diferente a un humano pero se comporta como uno.

—  Kaminari denki. — Aizawa cambio de papel y leyó el nombre del exámen comenzando a corregir.

— Podemos tocar las almas para ver si podemos intervenir en algo, enfermedades, problemas familiares, emocionales...

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⏰ Última actualización: Nov 08, 2023 ⏰

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