☆.。.:* Día Uno .。.:*☆

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Después del desayuno, Kenneth se recuesta boca arriba en la cama del pelinegro con los brazos sobre la nuca, esperando a que él se decidiera que película iban a ver en Netflix

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Después del desayuno, Kenneth se recuesta boca arriba en la cama del pelinegro con los brazos sobre la nuca, esperando a que él se decidiera que película iban a ver en Netflix. Stan le da miles de vueltas a todo el buscador de contenidos para que a la final escogiera "El hobbit". Aunque el rubio hubiera preferido algo más triple X.

Enseguida Marsh se recuesta al lado de su amigo.

Al transcurrir el tiempo de la película, Stanley siente que los ojos le pesan, acomodando bien su cabeza sobre la almohada, colocando sus manos sobre el abdomen y estirando las piernas a lo largo de la cama, dejando a la libre decisión que el mayor escogiera lo que más le gustaba ver, o en su efecto, que seguirá viendo la película. Kenny percibe que el sueño de Stan, le atrae a que apague el televisor, incitándolo a que le robe un beso en cuestión de segundos, aprisionando fuertemente sus labios contra los de él y luego se despega del pelinegro, como si nada hubiera pasado.

Esta fue la primera vez que Kenny lo hizo con tal delicadeza de darle un beso a alguien y más siendo uno de sus amigos; mas no quiere decir, que no lo haya hecho con otra persona, simplemente que en esta ocasión fue, especial. A pesar de que no quería despertarlo de su atrayente sueño.

Quería saber que estaría soñando, como desearía entrar y ser una mariposa que volará libremente en su mundo de fantasía. Sin embargo, el beso que le robó con anterioridad, le atrajo una vez más, a besarlo nuevamente, juntando sus labios en los de él, humedeciéndolos con su lengua, teniendo en cuenta que el pelinegro podría despertarse en cualquier momento con la plena seguridad de que lo iba a tomar muy mal, si lo viera haciendo este tipo de cosas.

En efecto, él se sintió como el bello durmiente.

—¿Qué carajos haces? —Cuestiona el menor al ver cómo el rubio se despega de lado de él—.

—¿No te gustó, qué haya besado esos labios tan provocativos? —Responde con un tono de frescura a su jodido atrevimiento—.

El pelinegro siente que tres líneas rojas colorearon sus mejillas en cada lado. Sin duda, la pregunta que le hizo Kenny lo dejo sin habla.

—¿Qué pasa, bebé? —Insiste—.

—¿B-bebé? —Stanley balbucea al repetir la última palabra—.

Él nunca le había dicho Bebé con tanta confianza y más al verle su expresión desvergonzada que no mostró una pizca de rubor en sus mejillas.

—Sí... —Contesta, acomodándose frente a frente con el rostro del contrario—.

—Oye, espera... ¿Qué creés que...?

Kenny no le da oportunidad que el menor continuará de decir su frase, cuando un tercer beso se posa en los labios de él, siendo esta vez intenso, jugando con su lengua, acariciando cada rincón del borde de los mismos.

Para McCormick quería dejar en claro que esto jamás lo vio venir, es más, ni siquiera lo pensó en algún momento de besarlo; pero ese impulso de robarle cuantos besos pudiera al pelinegro, hizo que la ocasión fuera excitante, queriendo controlar ese impulso de llegar a un segundo plano y justamente lo que su pervertida mente se imagino de cogérselo, sin importar que...

Punto que Stanley le hizo recalcar en voz baja al tomar respiración de que la puerta estaba abierta y que en cualquier instante sus padres podían pasar y verlos en esa posición incómoda, siendo para ellos una mariconada.

El rubio cae en cuenta mirando hacia el exterior y velozmente da un sobresalto de la cama al suelo a cerrar la puerta con seguro, tras cerciorarse si había alguien por ahí merodeando la parte de arriba.

Enseguida, Kenneth rebota en la cama del pelinegro a seguir en su rol de ser un ladrón de besos; pero se da cuenta que Marsh se sentó en el lugar donde estaba durmiendo a contestar los mensajes del celular que le llegaron seguidos, uno tras otro. Lo vio tan entretenido, que para llamar su atención, le dió una lamida en la mejilla, apartando su mirada de la pantalla hacia él.

El pelinegro manifiesta lo que piensa.

Sin duda, Kenny reaccionó quitándole el celular de las manos, tras soltar una risita burlona, comenzando el forcejeo de esconderlo entre sus ropas, si no le daba un beso.

—Mira yo no estoy para tus juegos, dámelo que necesito saber un mensaje —Anunció Stan con seriedad—.

—¿De quién? —Pregunta Kenny con intriga—.

—De Kyle.

—¡Nada raro! —Exclama enarcando una ceja—.

—¡¡MIERDA!! —Vocifero, con una mala mirada—.

Kenneth le lanza otro beso, donde sus labios nuevamente hicieron contacto con los de él.

—Mira, quiero saber si va a venir o no. Eso es todo.

—¡Fuck You! —Habla, lanzándole el dedo del medio hacia arriba—.

—Ya no jodas y dámelo —Exige el pelinegro, haciendo un puchero—.

McCormick al verle su expresión de niño chiquito, le devuelve el celular dejando a un lado la pendejada que se presentó hace unos instantes con el asunto de su amigo el judío. Igual que le importaba si entre ellos había algo o no, para él lo único que le interesó fue besar esos labios que le parecieron adictivos.

Stan revisa el mensaje que le había escrito Kyle y frunce el entrecejo con sus dedos índice y anular, aprisionando la zona. Prácticamente, se había comportado como un chiquillo malcriado de 9 años.

Kenny no le da más importancia a lo que sucedió y se levanta de la cama, revisando lo que había llevado entre la maleta.

El pelinegro llama su atención, dejando el celular encima de la mesita de noche.

—¿Qué pasa? —Cuestiona al colgarse la maleta en sus hombros—.

—Mira, sé que fui un imbécil por comportarme así contigo, así que te quiero ofrecer una disculpa.

—No te preocupes, yo entiendo que también lo fui en ese sentido. Sé que debo respetar tus asuntos personales con Kyle. Así que, nos vemos el lunes en la escuela —Explica su comportamiento, comprendiendo la sencilla razón de que ellos siempre serán los mejores amigos y eso nadie lo puede cambiar—.

El rubio da un paso hacia adelante para salir de la recámara de Stanley, siendo sus últimas palabras como despedida. No obstante, el pelinegro lo ataja con un beso que ahora él se lo robo, chupando esos labios como si fuese una fruta, dándole pie a Kenny que este acto podría terminar en la cama directamente, aunque el rubio no quería forzarlo a nada de lo que su amigo no quisiera en ese momento. Por lo que, McCormick termina mordiéndole el labio en señal de cuando él quisiera, podían cuadrar un momento para estar juntos sin que nadie los molestará.

Asímismo, el pelinegro concuerda con Kenneth el día para su encuentro íntimo, pasándose el dedo por el labio donde fue mordido con mucha excitación.

💙ѕтєηηу ωєєк 2022 🧡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora