Poema #6

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Previo al día de muertos pasamos juntos un tiempo

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Previo al día de muertos pasamos juntos un tiempo.
Había pasado un año y ni siquiera nos saludábamos.
Esa tarde hablaste más de lo esperado
mientras realizabas el papel picado.
Mi único talento fue doblar los pliegos
y escucharte hablar de las veces que no nos vimos en el pasado.

No tenías que recordármelo.
Suficiente era para mí saber lo que desperdicié.
Te sentaste en el suelo para arrancar los pétalos.
Estabas frente a mí
destrozando las flores con las manos.
Era un movimiento burdo, pero efectivo.
Gracias a eso, pude acariciar tu cabello.

Tenías las manos sucias,
estabas cubierta de cal y ceniza,
así que fui yo el que apartó los mechones.
No eran suaves y tersos.
Al contrario, eran toscos y gruesos.
Se parecían a ti, escondiéndote detrás de tus gestos.

Accidentalmente toqué tu mano.
No pareciste notarlo.
Después, cuando tomamos la grapadora de madera,
sentí el roce involuntario de tus brazos.

Si hubiese tenido más agallas, te habría besado.
Si mi celular no hubiera sonado, lo habría confesado.

Entonces el reloj se acercó al cuatro.
En la entrada apareció el aspirante a abogado.
Tal vez soñaba con tener un puesto en el senado,
pero no tenía el temple ni los ceros en el banco.

Sólo poseía el poder de apartarte de mi lado.
Te apartaba de todos y no supimos notarlo.
Para nosotros no era un tema complicado.
Sólo bastaba con observarlos tomados de la mano.

Tú eras de él y él era de ti.
Las cosas son simples vistas así.
Pero tú no eras suya.
Tú no eras de nadie.
Aun así, te fuiste
y todavía no daban las cuatro,
por lo que tu promesa rompiste.

Sé que no era tú hada madrina
ni tú eras cenicienta en espera de un milagro.
Sin embargo, me habría gustado…
¿Qué me habría gustado?

¡Dios, lo que hubiera dado!
¿Me habrías aceptado?



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