𝐈

155 17 5
                                    

"Hola otra vez, Kuroashi-ya.
Seguramente ya sabes el porqué escribo esta carta hoy, 2 de marzo.

Y es para desearte un 'Feliz cumpleaños'.

¿Recuerdas, la primera vez que nos conocimos?
Era un 13 de octubre cuando sin previo aviso comenzó a llover. Ambos íbamos en el mismo preescolar, pero por alguna razón nunca nos habíamos topado. A la hora de salida los niños y sus padres corrían para evitar ser mojados en lo más poco posible, y pronto el lugar comenzó a estar deshabitado; sin embargo, tú aún estabas ahí, sentado en una banca portando ese impermeable amarillo con la capucha puesta y la sombrilla de igual color. Viéndote tiernamente entusiasmado diciendo que tu mamá vendría por ti pronto.

Siempre había sido reservado sobre mi vida, pero tú me hiciste mencionar cosas que nunca antes creí decirle a alguien, porque inconscientemente me habías hecho conocer el amor desde el primer instante, aún sin siquiera saber exactamente de qué se trataba.

Hablabas como si fuéramos amigos de toda la vida —a pesar de que apenas teníamos 6 años—, y eso generó curiosidad e interés en mí. A partir de ese momento comenzaste a hablarme; me buscabas todos los 5 días que íbamos a la escuela para jugar o simplemente para platicar cosas de niños. Y sin notarlo me acostumbraste a tu presencia y a quererla cerca de mí siempre, por eso, cuando me mudé de ciudad mi corta vida parecía ya no tener sentido si tú no estabas en ella para regalarme pequeños postres que tú mismo habías preparado, o para darme esas adorables sonrisas que hicieron palpitar más de mil veces mi corazón.

El tiempo pasaba lento y yo te echaba tanto de menos, preguntándome qué hacías o si estabas bien, cuestionándome si de vez en cuando te acordabas de mí o si también me extrañabas. Porque a pesar de que los años pasaran yo aún te pensaba, cada recuerdo de ti estaba grabado en mi memoria permanentemente. Nunca había sido bueno haciendo amistades después de todo, así que realmente nunca podría olvidar a mi único amor y amigo. Yo no quería a nadie más que a ti.

Así fue, hasta que después de 11 tortuosos años de espera por fin pude volver a verte. Lucías muy cambiado: un poco alto, facciones más masculinas y cabello un poco más largo y alborotado, pero aun así esa mirada y sonrisa de ángel nunca se habían ido.

Eras demasiado popular en el instituto que por un instante pensé que te habías olvidado de mí cuando hiciste nuevos amigos, pero en el momento que tu rostro se giró a verme cuando me presenté en la clase de anatomía te veías sorprendido, emocionado y con ligeras ganas de llorar; después de todo, me recordaste y eso me hizo muy feliz.

Tu personalidad tan amable y risueña tampoco se habían esfumado y para ese entonces yo ya estaba convencido de que te amaba, no sabes cuán afortunado y dichoso me sentí en el momento en que dijiste que también sentías lo mismo. Mi vida estaba hecha y completa estando contigo, a pesar de que no era un experto en las relaciones sabía que lo que sentía por ti iba más allá que un primer amor juvenil.

Por el día salíamos a cualquier lugar o simplemente nos quedábamos en mi casa mientras nos tomábamos de las manos y cocinábamos, imaginando el futuro que tendríamos juntos. Mientras que por la noche veíamos las estrellas y te susurraba al oído que mi amor por ti era como aquellos esteroides luminosos; tan incontable, tan inmenso, tan infinito.

Y ahora, Sanji, ¿puedes amar y odiar un día al mismo tiempo?
Porque hoy, en este maldito y bendito día... fue el día en el que me dejaste para siempre, en el que yo te perdí para siempre.

¿Sabes? Estos últimos años han sido un puto infierno sin tu presencia. No hay ni un solo día en que no me culpe de lo estúpido que fui al descuidarte.

a letter to sanji.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora