Benjamín
Deje de leer cuando la voz de Nicolás volvió a sonar. Baje el libro y me centre en él.
-¿Café o té?-preguntó con el seño fruncido.
-A ti no te gusta el té,-dije con extrañeza.
-Seria bueno empezar a probarlo-se encogió de hombros.
-Entonces ordena un té.
-¡No!
-¿Por qué?
-No me gusta-comentó.
Lo miré desconcertado.
-Pero tu acabas de decir...-intente decir pero el me interrumpió.
-Lo sé. Pero me conozco, se que no me gustará.
Puse los ojos en blanco y volví a centrar mi vista en el libro. Faltaban pocas páginas para terminarlo, en pocos días puedo decir que e leído más de lo que e hecho en toda mi vida.
-Lo decidí-su voz volvió a hacerse presente.
Me rindo, estando cerca de él no puedo leer agusto. Cerré el libro y no dejé sobre la mesa.
-¿Qué decidiste, Nicolás?-lo animé a qué me dijera.
-Tomaré una limonada.
-Tardaste tanto pensando para elegir eso, ¿En serio?
Él asintió y miro a todos lados, ubicando a un mesero. Segundos después llamo a uno, el mesero se acercó a nosotros y saco de su mandil la pequeña libreta y su pluma.
-¿Qué desean ordenar?
-Una limonada,-pidió Nicolás.
El mesero se giró hacia mi.
-Café negro, por favor.
Asintió y se marchó.
Mire a mi amigo y me miraba con las cejas fruncidas y observaba algo en especial.
-¿Qué, tengo algo en la cara?
-Jane te arrastró por el suelo o por qué tienes la sudadera sucia.
Mire de reojo la sudadera y después le volví a prestar atención.
-Dormimos en el jardín. Hacia frio y le dí mi chaqueta-informé.
-Claro, ¿por qué dormir en una cama donde tienes sábanas y almohadas, cuando tienes un jardín el cual tiene un piso duro, el frío te envuelve toda la noche y puedes ser capaz de contraer una hipotermia?-soltó sarcástico.
-Fue una nueva experiencia. Una anécdota que le contaré a mis nietos.
Nicolás río, a los segundos yo lo seguí y la mesa se llenó de nuestras risas. Su mirada conectó entonces con el libro.
-No puedo creer que ya lo vallas a terminar, lo empezaste hace días,-lo señaló con la mirada.
Lo tome y alcé en el aire, agitándolo levemente.-No es aburrido, después de tiempo se vuelve entretenido o emocionante.
Bufó.
-Como dice mi querida amiga Sam: "¡Esto es genial, es como tele en tu cabeza!"-exclamé con la misma emoción que ella.
Nicolás volvió a bufar.
-No lo entenderías.
-No, no lo entiendo. Eso es aburrido.
Fue como si me dieran un golpe en el pecho.
-No pelearé contigo por esto. Aún que te lo repita mil veces, no podré cambiar esa mentalidad tuya.
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Nuestro
Novela JuvenilUna chica que busca algún día ser libre. Un chico tímido llega a trabajar a un hospital, encontrándose con ella. Los destinos de ambos chicos se cruzarán, creando uno solo. Descubre como terminara el destino de Jane y Benjamín. [...] -¿Y cuando suc...