Aris
Como lo había requerido,más bien, ordenado Alexia, me levanté a las primeras horas de la mañana compitiendo con la predecible llegada del sol. Me dirigí al baño arrastrando los pies, con los hombros caídos y apenas un ojo abierto para evitar que mi frente besara de nuevo otra columna de mármol.
Entré automáticamente y chequeé mi rostro en el espejo, no sin antes echarme un poco de agua fría en el rostro para despabilarme. El anillo borró las pequeñas cicatrices que me obsequio la lucha contra las extrañas criaturas. Desde ese día, los nervios estaban de punta y la tensión se podía palpar en el aire.
Noté un extraño fulgor en mis ojos, un mínimo destello irradio de ellos provocando que diera un salto hacia atrás. Cuando me acerqué de nuevo al espejo, mis ojos volvieron a la normalidad, bueno, si eso se podía llamar normalidad.
Aproximé mi mano hasta mi cepillo de dientes, este se alejó hacia atrás. Extrañado, empuje mi mano hacia atrás de golpe. Lo observé confundido, tal vez el sueño me estaba jugando una broma. Traté de alcanzarlo nuevamente y el cepillo se apartó lentamente, como si me repeliera.
— ¿En serio? — Le reclamé a mi anillo— ¿No me vas a dejar cepillarme?, ¿Acaso tengo que luchar contra el mal y todo eso con el mal aliento?
Este, me devolvió una pequeña descarga de dolor.
—¡Auch!—Me quejé—. Con que me ignoraras contaba, ¿sabes?
Miré el cepillo de dientes, retándole con la mirada y acerqué mi mano fugazmente. Estuvo a punto de agarrarlo, cuando este se alejó mucho más hasta el borde del extenso fregadero, como si tuviera vida propia.
Maldije en voz baja, completamente irritado de la situación. Revisé mi palma, buscando alguna cosa que me explicara lo que me estaba pasando. No sabía si era una tonta broma de Alistair o si tenía que ver con mi don, y si fuera así, no entendía porque lo tomaba contra aquel mínimo objeto, pensaba que cuando se activaban mis poderes podía controlarlos fácilmente. Ahora veo que estaba totalmente equivocado.
Traté de tomarlo, como último intento y cayó. Apunté mi palma hacia el por simple reflejo y antes de que tocara el suelo, se detuvo en el aire, flotando.
Se me escapó una pequeña risa impresionado.
Comencé a subir lentamente mi palma, guiando al cepillo hasta arriba y cuando estuvo a mi alcance, lo tomé rápidamente antes de que se volviera a escapar. Le sonreí orgulloso y finalmente limpie mis dientes.
Baje hasta la sala de entrenamiento, pensando que mi días aquí nunca volverán llegaran a tener una pizca de normalidad.
—¿Por qué has tardado tanto?— Me preguntó Livia apenas me vio entrar.
—Problemas dentales— contesté, a lo que ella alzó una ceja confundida.
Al frente, en la ruleta de los signos. Estaban Colín, Alexia y Alistair. Estos dos último parecían estar discutiendo. Porque el cabello de Alexia cada vez más se estaba levantando, casi era capaz de ver como pequeñas chispas destellaban de su cabellera rubia.
Me acerqué a ellos, cautelosamente y con intriga.
— ¡No, Alistair, no!— Sentenció Alexia con severidad.
—Tú y yo sabemos que es lo mejor. Si los zetas supieran donde vivimos no nos hubieran mandado esas cosas al prado sino estarían tocándonos las puerta ahora mismo— observó el rizado— Debemos ir a buscar a los cadáveres para...
—Oh, genial, ¿no? Vamos a traer una bestia zeta a nuestro hogar, eh— Replicó ella— ¿Qué pasa si esas criaturas tienen un chip rastreador? O ¿Si hay más de esas cosas rondando por ahí?
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Oziria y Los anillos del zodiaco
ФэнтезиOziria se ha vuelto un país de ensueño, fantástico y magistral. Que debe su orden y paz a la Organización Zeta, una de las empresas más importantes e influyentes del país. Aris, Ray y Sarah han sido amigos desde la infancia y los tres comparten una...