Capítulo único.

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Dedicado a @Read_write_Larry

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Entraste de un portazo, como de costumbre. Probablemente mamá se enojaría una vez hecha la mañana, y más todavía con esas pintas. Con aquel buzo rojo desgastado, combinado con una gorra del mismo tono. Mamá odiaba esas ropas, y yo tenía muy en claro que vos también. 


No cerré los ojos hasta que te escuché cerca. No supiste si darte una ducha antes de tocarme. No querías mancharme, cuando el puro eras vos y no yo. 


Vos solo querías dejarte ser, liberarte. Decir adiós a las ataduras, a los conceptos y estereotipos. Vos querías ser y estar, y para eso estaba yo, para comprenderte y consolarte en noches oscuras. Pero claro, siempre y cuando no estuvieras con alguna de tus putas.


Pero eso yo lo respetaba, porque formaba parte de vos. Cada uno hacía lo que quería con su vida, siempre y cuando no se inmiscuyera en nuestra relación enfermiza.


Te paraste justo en el marco de la puerta, sin saber si entrar o irte directo a la ducha. Pero entraste. Entraste cargando culpas, cuando el rojo suponía "Sin remordimientos", cosa que tanto anhelabas. Parecía que todavía no lo captabas. Te desvestiste y te metiste en mi cama. Necesitabas lo que ni mamá o la puta podrían haberte dado. Necesitabas calor. Un roce propio pero ajeno.

Y me abrazaste  por debajo de los brazos, entonces. Casi fundiéndome con tu cuerpo. No era posesión, era temor. Pero yo estaba ahí, y estoy acá ahora. Pero, aparentemente, eso tampoco lo captabas todavía. Por eso pasé mi pulgar dulcemente por tus nudillos. Recién ahí lograste caer dormido.


Pero yo no, en cambio.


Los pájaros te despertaron con sus cánticos satánicos. A mí me hicieron pestañear varias veces debido a la luz incandescente. Era lunes y teníamos colegio. Pensé varias veces en quedarme en casa y no ir, pero todo cambió cuando me soltaste y, sin tu peso en la cama, volteé por pura obra de la física.


Y ahí estabas, apurado. Porque si mamá te veía, te fajaba. Y esta vez no sería por tus actuales ropas, sino porque dormiste en mi cama. Y sí, volviste a hacerlo. Y está bueno aclararlo. La gorra cambió, sí, pero el buzo seguía siendo el mismo. Y todo el mundo ya sabía qué pasaba cuando vestías de rojo: volvías tarde a casa, te metías en problemas y después terminabas bajo mis sábana para sanar tus penas. Cosa que estaba bien, estaba perfecto. A mí no me daba problema hacerte mimitos y darte algún que otro beso. Es más, me encantaba. Porque sonreías y todo lo malo atrás quedaba. Y eras tan hermoso que dolía. Tan bello que te veía y me derretía.


Te vi en la cocina. Mamá te retaba por el carmín que lucías. Yo solo sonreí. ¿Tanto costaba comprenderte? Porque en realidad sí lo hacía, pero había algo que le jodía. Papá, seguro que a papá se le hacía.


Me la pasé solo todo el día, pero no me molestó. Gracias a eso, tuve el tiempo suficiente para observarte con ajenos, ver cómo te la dabas de piola cuando no eras más que un nene queriendo encajar.


¿En serio te sentías tan tuyo con ese buzo rojo? Creo que debería pedírtelo prestado, aunque seguro ya lo tiraste.


Y solo estamos volviéndonos viejos, bebi. Estuve pensando bastante en eso, últimamente.

¿No te vuelve loco y descoloca cuán rápido cambia la noche?

Todo lo que soñaste, desaparece una vez que te despertás. Pero no tengas miedo ¿sí? siquiera cuando la noche cambie, porque con nosotros no va a poder, vamos a seguir igual.


Y todavía no llagabas, pero ni un ojo pegué. Las luces estaban apagadas y la luna se reflejaba por doquier. Era una noche preciosa, pero yo estaba algo angustiado. Porque a esas horas vos solías volver, y no pasaba. Y yo esperaba y esperaba. Pensé varias veces en salir a buscarte y prender fuego aquel buzo rojo que tanto te convertía.


Me mimeticé con vos y supe lo que pasaba. Dudabas, dudabas, dudabas. Que si me clavo esto, ¿qué pensará Bill? Y que si me cojo a esta ¿Bill va a seguir queriéndome?

Ay, mi amor. Querido.

Me habría encantado decirte que sí al oído. Que lo que en la noche pasara, nada importaba. Porque yo sabía cómo eras y lo que en realidad pensabas. Porque te quiero tanto y quise como nunca, y antes muerto que explicarme con claridad.


Nuevamente escuché en portazo y, automáticamente, me metí bajo las sábanas, al igual que vos minutos más tarde. Esta vez fui yo quien te abrazó y besó la frente. Y sonreíste, y con eso fue suficiente.


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⏰ Última actualización: Apr 25, 2015 ⏰

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Cambios nocturnos (twckaulitz)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora