Cuando las calles de Londres se tiñen de sangre debido a la presencia de un peligroso asesino serial. El FBI ofrece su ayuda para poder atraparlo, enviando a su mejor analista: Will Graham que acompañado por el afamado psiquiatra Hannibal Lecter via...
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Él era una preocupación, sus ojos lucían cansados. Pero el amor, fue todo lo que ella conoció. Gritando en agonía, ella dio su vida por él...
Mycroft Holmes era conocido como el hombre de hielo. Alguien incapaz de tener sentimientos o de preocuparse por los demás y eso no siempre fue así.
Él todavía recuerda los momentos felices que paso con su familia. Su infancia, el nacimiento de sus hermanos y los días de campo donde jugaba con Eurus y Sherlock. Sus hermanos eran todo para él.
-Es tu deber protegerlos- le decía su madre. Y Mycroft, así lo hizo.
Bueno, creyó que lo hacía. Nunca pudo darse cuenta de lo que sucedía con su hermana. Eurus era una niña encantadora, risueña, atenta y sobre todo inteligente. No fue hasta que vio las horribles llamaradas que consumían Musgrave Hall, que Mycroft se dio cuenta de que su adorada hermanita, era en realidad, un monstruo. Eurus no solo era incapaz de sentir empatía o arrepentimiento por sus acciones, sino que despreciaba a Sherlock al punto de intentar asesinarlo con aquel incendio.
-Debiste hacer algo- le regaño su madre -Y sino lo hiciste, fue porque estás muy limitado- confirmó su padre
Fue en ese momento, que el mayor de los Holmes tuvo que arrancarse literalmente el corazón y hacerse cargo de la situación. Abandonó cualquier pretensión de querer estudiar arquitectura y se decidió por la política. El poder le ayudaría a proteger a su familia.
-Hijo, cuídate porque te estás pudriendo en vida- fueron las palabras del tío Rutherford en su lecho de muerte.
Mycroft sabía que su tío tenía razón, se había convirtido en una máquina viviente dedicada solo a su trabajo y sobre todo, era un hombre consumido en la miseria. Pero al fin lo había logrado, él era el gobierno británico. Ahora tenía el control de todo y de todos, nada malo podría pasarle ni a su familia ni a Sherlock.
Su hermanito menor. Aquel testarudo niño, con el que discutía casi a diario. El menor de la familia, lo veía como un enemigo, un intruso, el villano a vencer, pero eso no importaba mientras él estuviera a salvo.
Así, Mycroft vivió por muchos años y no fue hasta que en medio de las tinieblas, apareció en su vida, una luz.
-A partir de ahora, ella será tu sombra- dijo Horacio cuando los presento.
Ella... Ella, era Clara Hudson; la hija del coronel Bob Hudson y mano derecha del tío Rudy.
Y así fue, como Clara se convirtió en una especie de ángel guardián para él. Su única misión: protegerlo.
