Todo comenzó en la primavera del año 2032. Pat apenas era un niño cuando todo el mundo, lo que él conocía, empezó a desvanecerse. Parece difícil de creer lo que leerán en las siguientes páginas, pero esto realmente fue el alba de la hecatombe final del hombre.En la víspera de navidad del 2031, antes de la catástrofe mundial, Pat se encontraba en casa de sus abuelos, en compañía de su hermana y sus padres. La situación mundial había sido muy difícil; hambre, desabastecimiento de lo indispensable, y la delincuencia en aumento, era el pan diario en varias ciudades importantes del mundo como: Nueva York, Hong Kong, Moscú o Paris; dichas ciudades habían llegado a un punto casi anárquico entre la sociedad. Parecía algo sacado de una novela de terror y ciencia ficción. El gobierno local estaba al borde del colapso, hasta que un hombre desconocido para muchos, llego para cambiar la situación. Se hace difícil pensar que un solo hombre pudiese tener la simpatía de todo un país entero, pero más aún, del mundo en general. Pero en ese entonces, Pat solo era un pequeño que, lo más que le preocupaba, era hacer la tarea o tener que soportar las críticas de sus padres por ser el hermano mayor.
Los abuelos de Pat; personas muy dulces y simpáticas. Siempre lo hacían reír de diferente manera, sin embargo, lo que más le encantaba a él y a su hermana, era cuando empezaban a discutir, era tan significativamente cómico ver a dos personas mayores discutir por algo sin sentido, tales como: si el pimiento era color amarillo o naranja, o quien de los dos había dejado las llaves de la casa mal puestas. En fin, gracias a Dios siempre todo terminaba con un gesto cariñoso y de reconciliación al momento. Eran personas muy agradables y tiernas, claro está, mientras siguieses todo al pie de la letra. La abuelita de Pat siempre lo trato muy bien, y lo quería mucho, pero él era la adoración de su abuelo. Él siempre le decía que no importaba lo que otros pensaran de él; incluso, no importaba lo que el pensara de sí mismo, sino lo que Dios pensara de él.
Habiendo dado gracias ya por los alimentos y, a punto de comenzar a cenar (un rico estofado de res), sonó el teléfono en la sala de la casa de los abuelos. Los padres de Pat se miraron mutuamente como si algo los hubiese paralizado. Pat no recordaba si alguna vez había visto a su padre con una mirada de incertidumbre igual a la que en ese momento podía mirar en sus ojos. Se levantó de la mesa rápidamente y cogió el teléfono.
-¿bueno? - Se escuchaba la voz del padre de Pat preocupado - entendido. Haremos las maletas y saldremos mañana a primera hora.
Su nombre era Lewis Soca, hombre de Físico robusto; 1.80 cm de estatura y con un temperamento de liderazgo nato y fuerte. Un hombre disciplinado en todo lo que hacía, y de un carácter bastante duro, pero que, a su vez, era un hombre abnegado para con su familia y para con otros. Su esposa, Elaine, una mujer amada por muchos y de carácter amable; dedicada enteramente a su familia y siempre apoyando a su marido en todo.
Pat no entendía mucho de lo que hablaba, pero estaba seguro de que se trataba de algo muy importante por las miradas cruzadas entre sus abuelos y su madre.
- Entonces ya comenzó - Dijo Soca afirmando.
- ¿no hay manera de retrasarlo?... - La situación se ponía cada vez más tensa- Te veré mañana. Dios los guarde.
Esa noche, fue una noche de lo más callada. A los casi 10 años de edad, Pat era un niño que no se quedaba con dudas y preguntaba mucho. Así es que se levantó de la mesa y se decidió a preguntar a su padre que sucedía, no tenía nada que perder y tal vez mucho para ganar.
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Mundos Paralelos: La guerra de los 40 días
Science FictionPat es un joven que ha pasado por mucho; desde el fin del mundo conocido, hasta la pérdida de seres amados. El mundo civilizado ya caído, no queda más que el recuerdo de lo que una vez fue y la esperanza de lo que resta de la humanidad reside en un...