𔘓11.

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JiSung estaba terminando de secarse el pelo cuando alguien le llamó. Dudó en cogerlo al ver el nombre en la pantalla y dejó que el tono siguiera; una llamada, luego otra y la tercera fue bastante para Felix.

—Deberías dejar de actuar así —Soltó su bolígrafo de mala forma, porque necesitaba estudiar y el móvil de JiSung le comenzaba a irritar—. MinHo puede ser un poco intenso, pero...

—No es MinHo. Es mi padre.

Felix se giró en redondo sobre su silla y se acercó como un rayo hasta él. Arrastró los ojos desde el chico hasta el móvil y pensó brevemente en lo que diría.

El tema que JiSung llevaba con su padre era tan pesaroso, algo tan frágil que sinceramente Felix no quería involucrarse o ser influyente en lo que pudiera pasar. Pero lo odiaba.

Siempre que el señor Han llamaba a JiSung, él terminaba dañado. De una u otra forma, esas llamadas ocasionaban remordimiento. JiSung se mordía las uñas con la mente en blanco y pensaba. Pensaba callado, mirando el techo o la pared. Felix sólo se quedaba en el otro lado de la habitación y le observaba.

No se entrometía en lo más mínimo porque cuando se trataba de su padre, JiSung era otro. En lo general, tendía a darle la razón y defenderle. Al principio por la seguridad de que eso era lo correcto, porque lo educaron de esa forma: Los padres nunca podían equivocarse. Los padres veían lo mejor para sus hijos, lo que sería lo adecuado para ellos... Jamás llevarles la contraria.

Oh, JiSung no se atrevería, claro que no, no sería capaz. Al menos hasta que entró a la universidad. Había guardado a los chicos en su armario como un niño escondiendo cigarrillos debajo del colchón. Que de hecho también lo hacía. Parecía gustarle tentar con la suerte. Después de todo, JiSung era un chico muy sagaz. Pero era débil. Cuando su padre estaba de por medio se convertía en alguien crédulo; incluso para su edad.

—Quizá sólo quiere preguntar cómo estoy —intentó convencerse.

La pantalla se volvió a encender y vaciló con su dedo en por fin atender.

—Está bien —resopló Felix, echándose atrás para luego levantarse de su silla y pretender alistarse—. Voy a por algo de comer y quizá a por un café. Me tomaré mi tiempo y así tu puedes hablar tranquilamente.

No le dejó tiempo a responder cuando ya estaba saliendo por la puerta. Al escuchar el ruido de la madera contra el marco, JiSung se alzó de la cama con el móvil en la mano y consideró el grato pensamiento de ignorarle. Aunque al primer tono de la tal vez séptima llamada de la noche, se vio deslizando el pulgar y llevándose el aparato a la oreja.

—¿Papá?

Pero, él le calló con su amplia voz y le gritó:

—¡¿Por qué no contestabas?!

—Lo siento. Est...

—Nada de excusas, JiSung. Ya hablamos de eso —dijo un poco más sereno, manteniendo un tono aún fuerte—. Desapareces y te vas de casa antes de lo previsto sin decir algo o si quiera despedirte. Y ahora no contestas mis llamadas. No me parto la espalda trabajando para comprarte un móvil y luego no lo utilices. JiSung, por favor. ¿Qué maneras son esas?

—Has tardado tres meses en notar mi ausencia. Dímelo tú —susurró.

—¿Qué has dicho?

—Nada, papá —se apresuró a responder.

—No me está gustando esa actitud tuya, JiSung. No olvides tus modales.

—No, papá. Por supuesto que no —Y luego repitió—. Lo siento.

Blue. (all of those drugs) ♡ MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora