La llegada de Joshua a la ciudad es tema de conversación para gran parte de los vecinos de Seokmin, ha ido a varias tiendas durante el día y en cada una de ellas le han preguntado por el americano, incluso de camino a casa escucha su nombre, al parecer todos ahí le han extrañado, él no es el único.
Desde que Joshua ha llegado, lo ha visto una sola vez, sabe que sus padres le extrañan también y prefiere darle espacio para que esté con ellos, a su vez lo utiliza como la excusa perfecta para evitar mencionarle sobre su tratamiento y sus visitas al doctor, no quiere, realmente no quiere hablar de ello con Joshua.
Eventualmente un día le ve, Joshua camina con su característica sonrisa, esa que tanto le gusta y a la que se ha vuelto fácilmente adicto. Seokmin le observa desde donde está y Joshua se acerca a él. Seokmin está sentado en el césped del parque, se encuentra justo donde el sol da con más intensidad, el frío le duele por lo que busca algo de calidez en los rayos de aquella esfera que parecen calentar más la zona en la que se encuentra.
—Pensé que llamarías —su amigo se sienta a su lado, justo donde empieza la sombra y le mira fijamente, no se ve molesto pero aquel comentario ha sonado como un reproche.
—Estabas con tus padres, no quería interrumpir nada —informa con una sonrisa y acaricia el césped con su mano mientras siente el hombro de Joshua pegarse al suyo.
—¿Tienes frío? —pregunta mientras se dedica a observar su rostro con detenimiento, Seokmin no sabe que le está viendo, no se atreve a mirar a Joshua, aún le provoca esos sentimientos que alborotan a su corazón.
—Un poco, por eso elegí este lugar —informa aún sin mirarlo y puede sentir cómo Joshua se pega aún más a él, siente un escalofrío recorrerle por completo y levanta la mirada, Joshua quiere algo, por eso se encuentra insistiendo con el contacto físico, es su forma de llamar su atención, no ha cambiado en lo absoluto.
—Solías decir que soy cálido —comienza hablando y mirando los ojos de Seokmin que ahora se encuentran sobre él—, si te hace frío te puedes apoyar en mi —sonríe y Seokmin siente cómo su corazón deja escapar latidos algo desesperados, Joshua desata el caos en su interior, lo hace cada vez que se encuentra cerca y Seokmin está bien con eso, al menos antes de darle paso a pensamientos intrusivos, Seokmin está bien amando a Joshua hasta que recuerda la realidad en la que vive, una en la que probablemente su destino no sea el que le gustaría elegir.
—Bien —sonríe y apoya su cabeza en el hombro del mayor—. Sigues siendo cálido —dice mientras sonríe y, aunque no lo sepa, Joshua se encuentra haciendo el mismo gesto.