La granja de orson

3 0 0
                                    

A principios de la década del noventa me trasladé por trabajo a Nicaragua donde viví por cinco años. Cuando volví a Buenos Aires me compré un departamento tres ambientes en Inclán entre Boedo y Maza. Me mudé un día martes y creo que hice la mudanza en un horario que no correspondía porque todos los vecinos que me crucé me pusieron cara de orto.Acomode unas cosas y me fui a dar una ducha. Yo tengo una costumbre y es que después de bañarme uso dos, o hasta tres toallas y me quedo leyendo mientras me seco. Ese día estaba releyendo "El temblor de la falsificación" de Patricia Highsmith. Ya habían pasado veinte minutos de lectura cuando por la rejilla de la ventilación escuché unos sonidos muy extraños. Me paré sobre el inodoro y pegué el oído. Para mi sorpresa, los sonidos se asemejaban a los de animales, selváticos o de granja, no lo pudé distinguir. Me asuste pensando que quizás algún gato había quedado atrapado entre las tuberías pero esos sonidos no eran de ningún animal doméstico. Una vez, en mi departamento de Managua, una rata había quedado atrapada pero emitía unos gritos muy diferentes. Después de una hora y media los ruidos desaparecieron. Llegué a la conclusión de que sería imposible que se tratase de algún vecino mirando algún programa en la television.Los días siguientes presté atención a ver si regresaban pero no escuché nada. Ya me estaba olvidando cuando exactamente al martes siguiente, a la misma hora volví a escuchar lo mismo, era demasiada la casualidad, sobre todo cuando cesaron a la misma hora que lo habían hecho la semana pasada.Ese fin de semana me cruce a mi vecino de piso por primera vez, un hombre muy prolijo de unos cuarenta y pico. Con un poco de vergüenza lo encare a ver si alguna vez había escuchado algo similar.-Cómo estás? Me llamo Estanislao, me mudé al 3A hace dos semanas, disculpa lo extraño de mi pregunta pero quería saber si alguna vez habías escuchado en tu baño unos sonidos como de animales. Los ruidos salen de la ventilación- le pregunté.Se rió y me respondió-Bienvenido antes que nada, mi nombre es Ricardo. Si, espero no haberte incomodado. Todos los martes nos juntamos en mi departamento un grupo de hombres y mujeres que somos aficionados a la imitación de sonidos onomatopéyicos animales- me respondió.La verdad, me dejó estupefacto ¿Un grupo de adultos que se juntaban a imitar grazneos y maullidos? Que mambo mas raro, pensé.-Mira vos que interesante che- le respondí mientras asentía como si me hubiese dicho que eran de la sociedad argentina de hematologia.Con el correr de los días, Ricardo y yo volvíamos de trabajar a la misma hora por lo que nos cruzábamos bastante seguido. Realmente no podía salir de mi asombro después de nuestro diálogo así que una tarde en el ascensor le pedí si no sería tan amable de contarme un poco más acerca de las reuniones. Me invito a su casa, donde saco una botella de Criadores con dos vasos y sin hielo. Whisky de por medio (áspero como pata de langosta para tragar) me contó cómo habían surgido las reuniones, de que ninguno de los integrantes tenía alguna profesión relacionada a la veterinaria o a la agronomía y de los desafíos semestrales que se ponían para poder imitar los sonidos de diversos animales.La verdad, yo no lo podía creer, pero no dejaba de resultarme interesante. -Ricardo, perdóname la pregunta, pero hay garche entre ustedes? Te lo pregunto con todo respeto- lo interrogué, levemente afectado por el whisky.-Claro qué hay, como en todos los ámbitos donde se juntan varias personas. Yo sin ir más lejos, hace dos meses que salgo con una mujer que conocí en las reuniones- me respondió.-Mira que bueno. Y ella a q animal imita?--A la gallina bataraza, tiene un talento innato- dijo Ricardo como si nada.Por suerte tenía la mano abajo de la mesa por lo que pude apretarme el huevo izquierdo con todas mis fuerzas y que el dolor me evite explotar en un ataque de risa. Quiero aclarar que soy un hombre muy abierto, entiendo que el amor y los intereses se encuentran en cualquier lado. Yo personalmente tengo una debilidad por las mujeres con ambo y guardapolvo, pero lo de la gallina bataraza me pareció bastante curioso.Me despedí de Ricardo, quien me invitó a que participe en alguna de las reuniones. Acepté con mucho gusto.Así fue como un Martes de Octubre asistí a lo de mi vecino donde me encontré con dos abogados, un encargado de edificio, una nutricionista, una empleada bancaria y dos maestras jubiladas, todos imitando diversos animales. Lo que más me llamo la atención es que después de finalizado el repertorio de la granja de Orson, no volvían a hablar de animales. Se pedían dos grandes de muzza a la pizzería San Antonio y hablaban de la vida hasta pasada la medianoche.Con el correr del tiempo me fui entreteniendo cada vez más en las reuniones onomatopéyicas. La verdad es que yo no tenía ningún interés en aprender como imitar el roznido de un burro o algo por el estilo, pero como soy un buen cocinero me ofrecí a cocinar todos los martes un plato distinto que era seleccionado por los integrantes de la reunión. Esta semana ganó por votación el sandwich de pastron, así que voy a tener que ver donde carajo consigo salitre, que es el ingrediente estrella.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jun 06, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La granja de orsonWhere stories live. Discover now