Parte uno

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I am not the kind of girl
Who should be rudely barging in on a white veil occasion
But you are not the kind of boy
Who should be marrying the wrong girl
~Speak now - Taylor Swift~.

Los invitados ya habían comenzado a llegar, todos estaban elegantemente vestidos, las damas de honor usaban vestidos color rosado pastel y todos los hombres llevaban impecables smokings. Tomé aire y me acerqué. Gracias al desorden que había, pude entrar en la iglesia sin que nadie me dijera nada. Todo estaba decorado con arreglos de flores blancas todavía salpicadas de rocío. El pasillo central estaba cubierto por pétalos de rosa blanca, todo el lugar parecía sacado de un sueño. Un sueño para la mujer que se casaría ese día, mientras que para mí, la peor pesadilla. Me oculté tras una alta columna muy cerca del altar y esperé. Me temblaban las manos y tenía un nudo en la garganta. Seguramente lo mejor era irme, intentar seguir adelante, quizás conseguir a alguien y casarme también. Pero no podía, no podía imaginarme a mí misma en el altar con alguien que no fuera él. Hay cosas que solo deben suceder con una persona y si no es así, es mejor que no sucedan.

Los invitados comenzaron a entrar en la iglesia hablando en voz baja. Ocuparon sus lugares y comentaron cosas sobre la decoración del lugar, sobre los otros invitados, sobre cómo creían que se vería la novia. Me asomé para poder mirar hacia la entrada y vi a Hyungsik. Parecía nervioso, pero se veía más guapo que siempre. Qué afortunada de la que iba a casarse con él. Nunca había sentido tanta envidia de nadie como de ella, ¿tendría idea de la suerte que tenía o sería tan estúpida de pensar que se estaba casando con cualquier hombre y no con el más maravilloso del mundo? Lo vi entrar por el pasillo central, saludando a los invitados y sonriendo. A pesar de eso algo me decía que no se sentía tan feliz como quería aparentar. Llegó al altar y se quedó allí de pie esperando. Daría mi alma entera por ser la persona a la que estaba esperando. Pero no era yo. Yo estaba escondida detrás de una columna esperando a tener el valor suficiente para interrumpir su boda y gritarle que lo amaba.

Pasó media eternidad antes de que sonaran los primeros acordes de la trillada canción que se usaba para las bodas. Dejé de mirarlo a él para ver hacia la puerta. La novia llevaba un vestido espléndido, tan blanco que casi parecía que brillaba. Tenía piedras brillantes y perlas en toda la parte del corsé y la parte de abajo era muy ancha, como el vestido de una princesa. El velo cubría su rostro y en la parte de atrás, caía al suelo y se arrastraba al menos un par de metros tras ella. Aunque Hyungsik solo me había dicho su nombre una vez, lo recordaba con total claridad: Woon Sun.

Ella no lo amaba, no como yo. Yo llevaba media vida enamorada de él, lo conocía mejor que nadie, en cambio ella... ella no llevaba tanto tiempo haciendo parte de su vida y sin embargo, sería ella la que estaría en su futuro, la madre de sus hijos, al lado de quien envejecería.

Las lágrimas ardían en mis ojos y el nudo en la garganta no me dejaba respirar. Mi mente se inundó de recuerdos del pasado, de cuando éramos niños y nos conocimos en Yongin, el lugar donde él nació. Cuando llegué a vivir ahi tenía ocho años y no estaba nada feliz por haberme mudado. Hyungsik era mi vecino y lo conocí en mi primer día de escuela, cuando me golpeó por accidente con con balón de fútbol con el que estaba jugando con sus amigos. Pronto comenzó a pasar por mi en las mañanas para que fuéramos juntos a la escuela y nos regresábamos en las tardes. Nos hicimos muy cercanos hasta que él decidió irse a vivir a Seúl para cumplir su sueño de ser actor mientras que yo me quedé para seguir los pasos de mi padre y convertirme en profesora. En los últimos años lo había visto algunas pocas veces, en las vacaciones de verano o en navidad. Cuando nos veíamos hablábamos hasta la madrugada, de muchas cosas y nos poníamos al día en todo lo que había pasado en nuestras vidas mientras estábamos separados. Pocos días atrás fue a ver a su familia para avisarles que se casaba, también fue a verme a mí para darme la noticia. Nunca había sentido tanto dolor en toda mi vida. Había llorado un día entero pensando en que se casaría con otra y yo nunca le había hablado de mis sentimientos a pesar de que llevaba tiempo segura de que estaba enamorada de él. Después de eso averigüé todo todo referente a la boda, había tomado la decisión de no permitir que se casara sin haberle hablado de mis sentimientos. Fuera cual fuera el resultado debía decirle.

—Jae Ye —me llamó una voz detrás de mí y me sacó de mis pensamientos

Lo miré, era Taehyung, el mejor amigo de Hyungsik.

—Taehyung —lo saludé. Lo conocía porque había ido en unas vacaciones a casa de los padres de Hyungsik.

—¿Qué haces aquí?

—Interrumpir una boda.

Miró a todos lados con nerviosismo.

—¿Estás loca? —dijo como si no comprendiera porqué estaba haciendo esas estupideces.

—Seguramente sí, pero no puedo dejar que se case.

Le di la espalda y me asomé para mirar hacia el altar. Mis ojos se encontraron con los de Hyungsik, por un momento pareció asustado.

—Si alguien se opone que hable ahora o calle para siempre.


Speak now - PHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora