Capítulo 9

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 'Está vivo... Yusheng... mi Da-ge... está vivo...' Shen Qingqiu repetía una y otra vez en su mente. Sin aliento por aquella revelación. Su mirada perdida en el punto donde hace unos segundos se había encontrado su Da-ge junto al hombre de negro.

Después de que su Da-ge y aquel hombre, que le había ayudado a reparar sus meridianos, desaparecieran a través del portal, Gongyi Xiao fue a ayudar a sus superiores quienes habían quedado inconscientes tras ser empujados por las mariposas.

Liu Qingge se puso de pie, sintiéndose mejor que nunca. Como si no hubiese acabado de sufrir graves quemaduras.

Cuando Mu Qingfang se aseguró que su shidi ya no corría ningún peligro, fue a ayudar a atender a los dos cultivadores quienes después de revisarlos, afortunadamente no habían sufrido lesiones graves.

Liu Qingge se dirige a Shen Qingqiu quien hace caso omiso de su presencia.

¿Realmente era su Da-ge?

Estaba seguro, pero a final de cuentas ¿qué se lo garantizaba?

Lo único que lo verificaba eran aquellas pesadillas. Los ojos de su Da-ge siendo lo único visible y aquella voz que llamaba, clamaba, rogaba en desesperación por la seguridad de su Baozi.

Nunca en esas pesadillas pudo ver la apariencia completa de su Da-ge. Bien podría ser una coincidencia aquellos ojos impares que al mirarlo no pudieron reconocerlo.

Llevo su ligeramente temblorosa mano al pecho, justo sobre su corazón y apretó sus túnicas en un intento de confort.

"Gracias, Shen-shixiong" la voz de Liu Qingge lo saca de su trance, dirigiendo su mirada hacia su shidi quien ya estaba de rodillas frente a él haciendo una reverencia, su frente tocando el suelo.

Shen Qingqiu resopló, sintiéndose no merecedor de aquella muestra de su shidi.

Se dio media vuelta. Su espalda hacia Liu Qingge quien seguía de rodillas "No es necesario" dijo Qingqiu en un esfuerzo por ocultar el temblor en su voz – un temblor que se había esparcido por todo su cuerpo tras ver aquellos ojos de color impar que solo había visto en pesadillas.

Liu Qingge levanta su mirada hacia Shen Qingqiu. "Es la tercera vez que me salvas la vida". Lentamente se pone en pie, sin retirar los ojos de la espalda de su shixiong "No te agradecí por las dos primeras. ¡Es necesario!". Determinación evidente en su voz.

'Quizá solo para las primeras dos...' Qingqiu contempló en silencio, puesto que, en esta ocasión, de no haber sido por el hombre de túnicas negras, solo habría logrado perder su don dejando a un Liu Qingge en necesidad de atención médica urgente... si es que sobrevivía ya que su estado no era nada bueno.

Sin querer hablar más con Liu Qingge quien no pareció tomar ofensa al verse ignorado, Shen Qingqiu miró las ruinas de lo que alguna vez fue su hogar.

Casi podía escuchar la voz de su mama llamándoles a cenar. Las melodiosas risas de sus Jiejie's mientras corrían y exclamaban lo hambrientas que estaban. 'Todas unas glotnas' pensó, con cariño.

Su Er-ge ayudando a limpiar la mesa junto con su Baba quien varias veces miraba de reojo a su mama que hacía lo mismo – el amor era evidente entre ellos.

Él corriendo a su Da-ge pidiéndole poder estar en su regazo mientras comían. Luego sus JieJie's pidieran lo mismo. Su Er-ge rodando los ojos, pues siempre era lo mismo en cada comida – como si antes cuando era más pequeño no hubiese hecho lo mismo –

Aquellas imágenes eran cada vez más claras ante sus ojos. Recordando cada detalle de los momentos que vivió en su hogar.

Claro, no recordaba mucho. Solo tenía cuatro años. Algunas de sus memorias eran algo difusas, pero al menos recordaba lo más importante...

Mi pequeño BaoziDonde viven las historias. Descúbrelo ahora