46 | Presentaciones

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Yazgo recostada sobre el cuerpo aún dormido de Braxton y mi mente no tarda en rememorar los hechos ocurridos la noche anterior; todo fue fantástico de un modo en el que sé que nadie en el mundo entero podrá igualarlo jamás. Intento moverme, pero no lo logro puesto que su brazo se aferra más a mí.

¿A dónde vas, nena?, necesitas descansar un poco más —dice, con voz somnolienta.

Hago lo que me dice sin rechistar y vuelvo a acurrucarme entre sus brazos, besando su pecho y colocando mi cabeza sobre él, escuchando los latidos de su corazón. —Braxton —digo, con voz suave—. Hay algo que debo decirte.

Probablemente éste no sea el mejor momento, pero debo ser honesta y sincera con él, porque después de lo ocurrido la noche pasada, no puedo ni quiero arruinar esto manteniendo secretos entre los dos.

Casi como si un meteorito hubiese colapsado sobre él, Braxton se mueve hasta sentarse en la cama y sus ojos se clavan en los míos. —Missy...

—Escúchame primero —lo silencio, colocando un dedo sobre sus labios—. Lo que tengo que decirte es importante.

Salgo de la cama y tomo la camisa del suelo para cubrir mi cuerpo, porque no quiero desviar su atención.

—Voy a escuchar lo que tengas para decirme, pero hay algo que yo también quiero decirte.

—Bien, entonces déjame hablar a mí primero —digo, mirándolo fijamente y tomando aire antes de soltar las primeras palabras—. Después de que sucedió lo de Kavala y la ruptura de lo que teníamos, yo enloquecí —confieso—. Intenté por todos los medios hacer que volvieras a mí, aunque muy en el fondo sabía que ni siquiera sabías lo que estaba haciendo aquí.

—Lo lamento —dice—. Lamento mucho haberte dejado aquí sola, pero había algo importante de lo que debía hacerme cargo.

—Hablaremos de ello si es lo que quieres... ahora, lo que debo decirte es que, días después de tu partida, me encontré con el doctor Donovan y fui a cenar con él —suelto, anticipando su reacción, pero nada pasa—. Estaba tan necesitada de atención y quería desesperadamente que alguien me notara... que alguien se diera cuenta de que soy una mujer y no una niña; Ferdinand lo hizo y yo simplemente no pude negarme a lo que...

Antes de que pueda terminar de hablar, Braxton aparta las sábanas y sale de la cama, dirigiéndose a mí para luego, tomar mi cara entre sus manos. —Está bien, Missy —dice, con voz serena—. Lo entiendo.

—No. No entiendes porque yo... yo hice algo muy malo —digo, intentando esquivar su mirada—. Tuve sexo con el doctor Donovan —suelto y cierro los ojos con fuerza.

Tan pronto como ésas palabras abandonan mis labios, dejo de sentir las manos de Braxton en mi cara y abro los ojos solo para encontrarme con la dolorosa escena de él alejándose de mí. Se mantiene en completo silencio mientras se coloca el pantalón y con una ligera sacudida de su cabeza, avanza hacia el baúl que contiene los instrumentos que se suponía, utilizaría en mí. De repente, se queda quieto cuando toma algo de la grande caja de madera tallada y al cabo de unos cuantos segundos, se gira y avanza a pasos lentos hacia a mí.

—Dime... dime algo —mascullo.

—¿Qué es lo que quieres que te diga? —inquiere, acuclillándose frente a mí—. Si lo que estás esperando es que enloquezca y comience a romper un montón de cosas, de una vez te digo que eso no sucederá.

—Entonces, ¿no estás molesto?

Niega con la cabeza al mismo tiempo que deja escapar un suspiro. —Missy, lo que teníamos se terminó —dice—. Yo te dejé y, por si eso no fuera suficiente, creo que jamás definimos la relación que había entre tú y yo.

ARTEMISA©  | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora