Ori va dejando un rastro de hondas huellas a lo largo de toda la colina. El repiqueteo de sus Puma contra el fango hacen eco por los alrededores. Sus piernas crujen y se lastiman con cada paso, a cada cual más rápido. Está corriendo.
De sus ojos brotan lágrimas que resbalan a gran velocidad y su boca se retuerce con amargura.
¿Cómo he acabado en esta situación?
El chico recuerda a la perfección como él y sus compañeros se habían despertado hacía ya dos horas en aquella aula idéntica a la B03 de su instituto. Como su profesor de educación física les había explicado las normas de aquel bizarro juego y como los había hecho salir uno por uno mientras cogían una bolsa en la que según el profesor había comida, agua y un arma aleatoria.
Oh, sí. Un arma. Nada más salir del aula para adentrarse en la isla, Ori había abierto su bolsa para descubrir nada más y nada menos que una hogaza dura y mohosa de pan, una botella de agua y un tenedor. ¿¡Aquella era su arma!? Desde luego eso no se lo esperaba.
Sin más rodeos, empezó a caminar con sigilo, esquivando piedras y ramas secas que pudiera pisar y provocar ruido. Sabía que algunos de sus compañeros serían muy capaces de asesinar. Estaba completamente seguro de que Manu y Vania no tardarían en empezar una masacre. Al pensar en eso, cogió a su amigo tenedor y lo apretó en su mano derecha, dejando sus nudillos blanquecinos.
Iba esquivando los troncos de los gruesos árboles del bosque cuando oyó una ramita seca crujir. Bajó la mirada hacia sus pies mientras se maldecía. Menudo despiste más desafortunado. Pero al levantar su pie, ninguna rama rota apareció. Se giró con el rostro pálido hacia atrás. Una sombra de cabello voluminoso y enredado apareció tras Ori. La silueta temblaba.
Sam estaba levantando un revólver Smith & Wesson mientras se acicalaba su grueso pelo por detrás de la oreja. Miró a Ori asustado, dubitando. Finalmente guiñó un ojo y dirigió su pistola hacia el joven y este se estremeció.
Dos disparos rompieron el silencio de la isla. Sam bajó su arma y se dio cuenta de que Ori había desaparecido.
Pero... ¡Le había disparado dos condenadas veces! Afinó su oído y lo escuchó: pisadas que se alejaban de él colina abajo.
¡Hijo de perra!
Ori se había escabullido de manera ágil de la situación. Al fin y al cabo, se negaba a enfrentar a su openente con un utensilio de cocina. Debido al barro, sus pies se volvieron marrón café. En repetidas ocasiones sus tobillos se torcieron y doblegaron, pero no tenía tiempo para pensar en eso. Solo pensaba en correr. Correr lejos de Sam.
Espera, ¿donde está Sam? Estaba detrás de...
El cuello de Ori se contorsionó de manera inhumana, emanaba sangre a borbotones. Había sido un tiro certero en la faringe que le cortaba la respiración. El chico se llevó las manos al cuello, luchando por su vida aún sabiendo de la inutilidad de su acto. Convulsionaba de manera fugaz y macabra. Ni una película de Tarantino podría superar la escena. Escupió sangre y gimió de dolor.
Finalmente, el joven se arrodilló y acto seguido su cuerpo sin vida se estrelló contra el fango. El barro bajo él se tornó granate.
Detrás de él, Sam sujetaba la pistola, que soltaba humo por la punta.
—Al fin...— el asesino suspiró de agotamiento.
Lentamente se sentó en el suelo, cerca del cadáver de Ori. Le acarició su pelo lacio y enredó sus dedos en el. Los labios de Sam esbozaron una grotesca sonrisa.
Por fin se había deshecho del asesino de sus perros.
QUEDAN 13 ESTUDIANTES
ESTÁS LEYENDO
𝐁𝐚𝐭𝐭𝐥𝐞 𝐑𝐨𝐲𝐚𝐥𝐞 (Koushun Takami) MADE IN SPAIN
Mystery / ThrillerUna clase de tercero de secundaria se enfrentará en una brutal batalla en una isla escondida de las Baleares. Allí les han entregado una mochila con un arma aleatoria, comida y agua. ¿Quién sobrevivirá a este macabro juego? A través de estás páginas...