Aquella mañana estaba dando un paseo por el tercer piso, observando cada reliquia que había en las cientos de vitrinas.
Muchas de ellas no sabía ni como se llamaban ni para qué servían. Pero eran preciosas. Seguramente tan antiguas como la humanidad.
Cuando fui a la biblioteca de Kamar-Taj pude informarme un poco más sobre todo lo que tiene que ver con los hechiceros y la magia. Allí había muchos más libros y material de estudios que en el santuario, así que se podía decir que estaba un poco más enterada del tema.
Wong y Stephen me llevaron a Kamar-Taj a la primera semana de vivir allí. Me enseñaron el lugar y me dieron toda la información que necesitaba sobre él. Era impresionante y me agradaba bastante, pero me gustaba más entrenar y formarme en el santuario. Supongo que me sentía más cómoda allí.
Al pasar por delante de varias vitrinas, finalmente me detuve ante una en particular. En su interior había un bastón adornado en tonos dorados y marrones oscuros. Era bastante largo, diría que me sobrepasaba en altura y tenía varias inscripciones en un idioma que no pude reconocer.
No había ninguna inscripción para poder identificar el objeto, así que decidí pasar de largo y buscar información más tarde sobre él en algún libro de los que me había prestado Wong. La curiosidad me picaba.
Por el rabillo del ojo pude ver que alguien subía las escaleras. Bueno, más bien algo. La tan característica capa roja se acercó a mí y dió varias vueltas a mi alrededor, lo cual interpreté como un saludo.
—Buenos días a ti también —le sonreí inclinando un poco la cabeza. Dejó de rodearme para levitar hacia un pequeño pedestal que había en un rincón de la sala. Supuse que era su lugar de exposición como reliquia. A veces me daba la impresión de que era más una mascota que un objeto. Al menos, se comportaba como tal.
En ese momento sentí otra presencia aproximarse. Por el hueco de las escaleras se asomaba una cabellera negra con reflejos plata. Movió la cabeza en varias direcciones en busca de algo hasta que posó su mirada en mí y se aproximó. Llevaba ropa casual y varios libros en la mano.
—Wow, ¿a dónde tan cargado? —bromeé.
—Estos libros los tienes que leer para la próxima lección. Son importantes para aprender a crear armas. Te serán de utilidad.
Tarareé en respuesta mientras agarraba los volúmenes. Eran bastante amplios, me iba a llevar un buen rato.
—Por cierto, creo que esto es tuyo —sacó un papel arrugado de su bolsillo y me lo extendió. Algo confusa lo tomé y lo desdoblé con cuidado. Para mi sorpresa, se trataba de un boceto del santuario que había hecho en la biblioteca en mis horas de aburrimiento.
—Vaya, pensé que se me había caído en algún lado... —hablé visiblemente avergonzada.
—Estaba dentro de uno de los libros que te presté, lo debiste olvidar —respondió casualmente pero con un timbre de curiosidad en su voz.
—Bueno, gracias por devolvérmelo. Voy a la biblioteca para estudiar un poco, si necesitáis algo estaré por allí. Nos vemos —pasé por su lado a paso rápido con el fin de evitar el comienzo de una conversación que en ese momento no quería tener. Lo vi parado aún junto a las vitrinas un tanto confundido mientras yo bajaba velozmente por las escaleras.
«Por poco...» —suspiré aminorando la velocidad mientras miraba el papel que aún tenía en las manos. Lo guardé en el bolsillo de mi pantalón y me concentré en mi próxima tarea.
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—La cena está lista, ¿vienes?
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𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||
Romance"Si me dieran a elegir entre cambiar el pasado o quedarme con este presente, elegiría la segunda opción. Porque prefiero vivir mil veces todo lo que pasé para llegar hasta aquí, que vivir un presente en el que no estés aquí. Conmigo."