Poder y libertad

Libre como el Rey Pirata

Luffy se negó a quedarse solo en la habitación, así que Ace simplemente abrió la puerta y gritó que les trajeran comida porque estaban hambrientos. Luffy rió detrás de él. Ace sonrió.

Su hermano pequeño estaba vivo. Herido y lleno de cicatrices, pero vivo, no obstante. Es importante destacar que ya estaba sonriendo y riendo. Todavía era una sombra cautelosa de la sonrisa y la risa del pasado, pero Ace estaba seguro de que Luffy volvería a ser el mismo en poco tiempo.

Magra y Dadan trajeron la comida, una gran pila de deliciosa carne y una jarra de agua, sin ninguna queja. Dogra se coló detrás de ellos y cerró la puerta antes de que cualquiera de los otros bandidos pudiera entrar.

"¡Coman, mocosos!" ordenó el jefe de pelo rizado. "Hay más si es necesario".

"¡Gracias, Dadán!" Luffy le sonrió tímidamente.

La mujer miró fijamente su rostro feliz por un momento, antes de darse la vuelta repentinamente y exclamar: "¡N-no es como si estuviera preocupada por ti ni nada por el estilo!".

"Shishishishi", Luffy se rió y lanzó sus brazos al aire como si estuviera tratando de abrazarlos a todos. "¡Los extrañé!"

Dogra y Magra sonrieron felices y se secaron las lágrimas de los ojos. Dadan sacó un pañuelo de su bolsillo y trató de limpiarse las lágrimas, pero fue en vano.

"¡No estoy llorando, maldita sea!" ella les aseguró.

Ace observó el intercambio con una pequeña sonrisa curvada en sus labios. Observó con cariño a Luffy y notó que el niño tocó su sombrero varias veces. Mientras Luffy tenga su sombrero de paja, debería estar bien.

Después de la cena, los bandidos dejaron solos a los hermanos. Magra arrastró el futón de Ace a la habitación que usaban por el momento, y ambos se acostaron y comenzaron a recordar aventuras de la época en que vivían juntos como tres hermanos.

Luffy estaba feliz, así que Ace también estaba feliz. Hasta que llegó la noche.

Ace fue despertado por inquietos golpes y murmullos. Abrió los ojos lentamente, sin saber a qué se debía todo ese ruido. Ace todavía estaba cansado de la serie de noches de insomnio preocupándose por su hermano pequeño. Miró a Luffy. En ese momento, un grito de dolor atravesó sus oídos. Envió escalofríos por la espalda de Ace cuando saltó de su cama y miró al chico.

Luffy estaba sentado, mirando a su alrededor con ojos salvajes. Todo su cuerpo temblaba y parecía que tenía problemas para respirar, sus respiraciones salían superficiales e irregulares.

"¿Luffy?" Ace llamó, todavía bastante confundido.

El chico instantáneamente se giró para mirarlo, sus ojos llenos de dolor y miedo. Su cuerpo se tensó, listo para huir.

Ace maldijo en silencio y antes de que Luffy pudiera huir, agarró su muñeca y lo abrazó con fuerza, envolviendo sus brazos alrededor del joven. Luffy se agitó y gritó de nuevo.

"¡Luffy! ¡Soy yo, Ace! Estás a salvo. ¡Luffy! Luffy, ¿puedes oírme?"

"¡NO! ¡Déjame ir! ¡No volveré!" gritó el chico, todavía tratando de liberarse. "¡Prefiero morir que volver!"

Ace apretó los dientes. No le gustó eso. Él odiaba eso. No podía soportar escuchar esas palabras de su hermano pequeño.

"¡As!" Luffy exclamó de repente, la desesperación se filtraba de su grito. "¿¡Dónde estás, Ace!?"

El adolescente apretó su agarre sobre su hermano. "¡Estoy aquí, idiota! ¡Justo aquí!"

Como sospechaba, Luffy no reconoció su voz ni su presencia mientras hacía todo lo posible por escapar. Y caramba, el chico era fuerte; Ace tuvo que usar toda su fuerza para evitar que Luffy lo golpeara con sus brazos agitados. Con los brazos apretados, Luffy recurrió a morderse el antebrazo, pero Ace ignoró el dolor.