El zorro de ojos azules |TOKYO REVENGERS|

Capítulo 9

Takemichi camina detrás de Mikey, su mano aferrada a su camisa con fuerza mientras lo sigue por las calles de la ciudad, viendo como poco a poco los edificios parecen menos cuidados e incluso abandonados. El kitsune no puede evitar gruñir un poco asustado por el ambiente, pero la mano de Mikey acaricia su cabello relajándolo.

—¿Qué te pasa, Takemitchy? —Pregunta Mikey mirándolo con una sonrisa suave. Takemichi frunce el ceño y baja la mirada sin querer decirle que está asustado por el sitio en el que están, pero parece que Mikey siempre sabe lo que está pensando, porque se inclina y su mano se aprieta un poco en sus rizos. —¿Tienes miedo de algo? Estás conmigo, ¿crees que no puedo protegerte, hm?

—Mikey siempre me cuida. —Susurra Takemichi, viendo como Mikey sonríe de forma más real y vuelve a caminar al lado de Draken, hablando de cosas que el kitsune no entiende. Se coloca al otro lado de su humano para ir entre él y el chico del tatuaje, sintiendo menos ansiedad para no molestar a Mikey.

El híbrido observa el barrio en el que están con un poco de aprensión, moviendo su cola para abrazarla contra su pecho, soltando la camisa de Mikey para usar ambos brazos. Ahora solo puede ver edificios abandonados llenos de pintadas y gente sospechosa. A Takemichi no le gusta nada estar aquí, debería haberse quedado en casa con Izana para pintar con él, o hacer galletas con Emma, o incluso ir al taller de Shinichiro para ver como arregla motos.

Con un suspiro, vuelve la vista hacia su humano, pero se congela al ver que no está. No puede ver a Mikey o Draken por ningún lado. No debería haberlo soltado, pero tenía miedo y quería abrazar su cola para sentirse un poco mejor.

—¿Mikey? —Pregunta en voz alta el híbrido, pensando que tal vez sea una de sus bromas, pero cuando espera un par de minutos y ve que no sale riéndose de su escondite, Takemichi hace un puchero intentando no llorar, pero no puede aguantar las lágrimas por mucho tiempo, sollozando en mitad de la calle, su cola entre sus brazos y las orejas caídas.

Takemichi grita cuando una mano lo acaricia el cabello, entre las orejas, se gira y ve a un hombre mayor, por lo que grita asustado y sale corriendo, lejos del hombre que huele mal.

No sabe hacia donde se dirige, solo sabe que está aterrorizado y todo le recuerda a su vida cuando se escapó de sus primeros dueños, cuando vivía en la calle y no podía tener el cariño de los Sano.

El híbrido se apoya contra una pared al lado de una farola y se acurruca en el suelo, sentado y mirando ansiosamente cada lado de la calle vacía. No sabe qué hacer. No sabe cómo volver a casa. Y eso le da mucho miedo.

Abraza un poco más fuerte sus piernas, su cola rodeando su cuerpo para darse calor a si mismo, apoya la cabeza sobre ella y nota como la moja con sus lágrimas, pero no puede pararlas.

Las orejas del híbrido se levantan cuando escucha pasos de lo que parecen dos personas, el zorro se anima pensando en que pueden ser Mikey y Draken, pero cuando gira la cabeza hacia las personas, se hace un poco más pequeño al ver que no reconoce a las personas que lo están mirando fijamente.

—Hey, ¿estás bien? —Pregunta el más bajo de los dos, un chico con el cabello lavanda a juego con sus ojos del mismo color. Se agacha frente a Takemichi, pero dándole espacio, sonríe amable y ofrece su mano para que el híbrido decida si la toma o no. —Eres Takemitchy, ¿verdad?

El híbrido asiente, sin saber cómo este chico lo conoce, entonces fija su mirada en el chico más alto, cabello azul y una cicatriz en la comisura de su boca. Takemichi vuelve a mirar al que está agachado frente a él e inclina la cabeza confundido.

—Oh, dios, es adorable, Taka-chan. —Murmura el chico alto, tapándose la boca.

—Me llamo Mitsuya y él es Hakkai, somos amigo de Mikey, está a punto de quemar Tokyo si no te encuentra pronto. Nos ha pedido que te busquemos. —Explica el humano, y Takemichi suspira aliviado antes de arrojarse a los brazos de Mitsuya, quien lo atrapa, se levanta, y comienza a caminar con el kitsune en brazos.