Prólogo

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Al regresar a casa me encontré con la sorpresa de qué estaba sola, al poco tiempo de dar vueltas encontré una nota escrita apresuradamente por mi madre, explicando qué ella y mi padre habían tenido qué salir en un viaje de negocios de forma apresurada, por lo cual no habían podido despedirse.

La verdad me sonó bastante extraño, ya qué jamás he presenciado qué alguien le imponga cualquier cosa a mi madre, se me hizo sospechoso, pero al fin y al cabo ¿qué podía hacer yo al respecto?.

Actualmente, doy vueltas por la casa sintiéndome inquieta, en realidad lo único qué dejaron mis padres fue esa nota, no dejaron dinero ni instrucciones de ningún tipo, supongo qué tendré que hallar un trabajo, pero es tarde y siento el cuerpo pesado, lo mejor será ir a dormir.

A la mañana siguiente el día transcurre dolorosamente lento, el tedio de seguir la misma rutina cada día me tiene harta; sin embargo, es necesario, sin importar cuan difícil sea debo de esforzarme por encajar, sobresalir en cualquier forma del promedio solo me ha traído problemas, y no quiero que me lleven a ver más doctores, no lo necesito, sé qué soy diferente, incluso mamá hablo conmigo al respecto cuando era muy pequeña, ella también solía ser como yo, o al menos eso es lo qué dice.

El receso llegó y todos se levantaron de sus lugares rápidamente, en eso veo a una chica de cabello rubio con mechones morados retrasarse un momento maldiciendo en voz baja, dudé por un momento acerca de como aproximarme a ella o si debía de hacerlo en absoluto, mi padre me ha dado una infinidad de consejos para "ser más amigable", pero honestamente suenan como demasiado esfuerzo. Finalmente, me aproximo a ella y la saludo son una sonrisa practicada —Hola no pude evitar notarte algo preocupada y me preguntaba si hay algo que pueda hacer para ayudarte— ella me miró de arriba a abajo rápidamente, siendo más sutil qué la mayoría, luego sonrió—Qué tal, ¿Ayano, cierto?, verás, tengo qué hacer un reporte, pero no encontré nada de información en línea y me he quedado sin ideas ¿podrías ayudarme?— por supuesto qué quiere qué le haga la tarea, ¿por qué no me sorprende?— claro, déjame ver qué puedo hacer— ella me pasa una libreta — ay gracias Ayano, toma, aquí está lo qué me pidieron, por cierto soy Murasaki Kashiko— mis mejillas comenzaban a dolerme por forzar mi expresión— mucho gusto Murasaki, te buscaré más tarde para devolver tu libreta—.

Cada una siguió su camino, fui directamente hacia la biblioteca para sacar del camino la tarea de Murasaki de una vez por todas, me llevo casi todo el receso, pero en realidad no era nada demasiado complicado, cuando se la entregué ella se tomó una foto conmigo qué inmediatamente posteo a su historia de Instagram etiquetándome, viendo su perfil me di cuenta de que era muy popular, definitivamente es conveniente tenerla de aliada, vi qué algunas otras chicas salen frecuentemente con ella en sus fotos y decidí estar pendiente para al menos no molestarlas antes de llevarnos bien.

Las clases siguieron su curso y comencé a divagar en cuanto terminé el trabajo que nos asignaron, ¿qué caso tiene esforzarme tanto por encajar?, si comienzan a darme problemas como solían hacerlo mis antiguos compañeros, simplemente debería de matarlos a todos, o arruinar su reputación como tantas veces han arruinado la mía, esta maldita sociedad hipócrita no debería de satanizar mis acciones y palabras, dicen qué mentir es malo, pero cada vez qué he sido honesta me he metido en aún más problemas, cuando era pequeña y no dejaban de molestarme golpee a los otros niños hasta qué estaban gritándome qué por favor me detuviera, y fue la única vez qué creí sentir un chispazo, algo, ¿una emoción?, de verdad no sabría decirlo, pero se fue y comenzaron a vigilarme de cerca, mis padres comenzaron a llevarme al psiquiatra y luego al psicólogo, pero ellos no entendían, querían que fuera como ellos, que actuara como ellos, no diría qué fue algo completamente inútil ya qué al menos descubrí qué demonios esperaba la gente de mí, a qué se referían cuando me decían que fuera normal, ellos quieren qué siga las reglas, pero no solo las legales, sino las sociales qué son mucho más complejas, así fue como comencé a experimentar, pronto descubrí qué la mayoría de los consejos qué me dieron solo me llevaban a ser acosada, dejada de lado, herida, por lo que probé cosas diferentes, si me molestaban ya no me quedaba callada, sin reacción, de momento me burlaba, regresaba la acción con igual intensidad, pero en realidad, lo más efectivo era intimidar a los acosadores al final del día, cuando estaban solos, cuando no había testigos a su favor de que la dulce e inofensiva Ayano Aishi los había estrangulado mientras susurraba promesas de muerte y sufrimiento a sus oídos si alguna vez volvían a intentar algo semejante.

La campana qué marca el final de las clases me saco de mi estupor, enfoque mis ojos y me resultó discordante, mi mente se había alejado demasiado por un momento volviéndome ajena a mi entorno, un gruñido lucho por abrirse paso a través de mi garganta, pero lo contuve, en cambio, me formé con los demás para entregar mi trabajo a la profesora, después salí del aula y me dirigí a dar una vuelta por el edificio, sería conveniente tener una idea de las entradas y salidas y en general conocer el terreno en caso de que fuera necesario.

Iba caminando sola, era la nueva y estaba en un entorno nuevo y desconocido, por lo que naturalmente las miradas de los estudiantes se desviaban hacia mí por un par de segundos antes de regresar a sus interlocutores y susurrar, espero qué nada negativo, después de todo he seguido las reglas del juego, no me he metido con nadie y mis sonrisas falsas son indistinguibles incluso para mi misma cuando las practico al espejo así qué tampoco puede ser eso, no he sobresalido, no lo creo. Me di la vuelta distraída mientras me concentraba en discernir lo qué decían de mí cuando sentí qué me quedaba sin aire, literalmente, al ser lanzada al suelo con fuerza, mi mochila callo al suelo junto a mí y levante la mirada en búsqueda del culpable ¿había sido intencional?, mis ojos se toparon con el rostro angustiado de un estudiante alto, moreno, de cabello negro y ojos infinitamente oscuros y profundos qué me cautivaron, sentí qué seguía sin poder respirar, está vez por un motivo completamente diferente y desconocido, el extraño me tendió una mano y se disculpó por haber chocado conmigo, sé qué respondí algo, pero, en realidad todo está borroso, fue como si no existiera nada más en el mundo además de él... Taro Yamada, con los rayos del sol en la cara resaltando sus rasgos como si hubiera salido de un comic, nos separamos al poco tiempo y lo seguí a su casa, a la distancia, al fin y al cabo nadie me esperaba en la mía, memorice la dirección y regrese a mi hogar.

No podía parar de pensar en él, jamás había sentido algo así; una completa fascinación por otra persona, preocupación por su bienestar, ganas de pasar cada segundo de mi vida a su lado, hallándome adicta a su voz, sus ojos, sus manos, al día siguiente me haría amiga suya, y eso sería todo, por qué él, era mío, solo qué aún no lo sabía, pero no pasaba nada por qué muy pronto lo descubriría.

Me perteneces (Yandere Simulator)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora