| 𝐈𝐈𝐈 : el creador del cielo y de la tierra |

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【 C A P Í T U L O   T R E S 】

el Creador del Cielo y de la Tierra


   Apenas oía lo que ocurría. Jadeos. Gritos.

Veía mucha luz tras mis párpados, y aunque quise abrir mis ojos y sapear qué onda, qué acontecía, no podía porque me pesaban una tonelada, y... también sabía que lo que estaba allá afuera, no era mi hogar. No era lo que yo conocía, lo que yo debía ver. Yyyy no estoy lista para volverme loca. Aún. Pero nada de decir del lugar, se siente rico y acogedor. Peor aún, me llamaba.

Iba a la paz y calidez de ese lugar y luego volvía al dolor y los gritos. A la oscuridad.

Quiero quedarme en el lado de la paz, ¿dónde firmo? ¿A quién extorsiono?

—¿Por qué está así? —oía un llanto preocupado. Olor a rosas. Emociones fluctuantes que aleteaban como pequeñas libélulas a mi alrededor. Fay—. ¿Qué le pasa?

—No sé...

—Sí sabes —este era el Camilo, ansioso y gruñón—, no nos ofendas así. No nos mientas cuándo es sobre ella. Podrás engañar al tío Chalo y a la tía Bene, pero no a nosotros.

—Lo sé, pero no les gustará lo que pasará a partir de ahora...

Justo se fue la interferencia. Mierda. ¡No puedo mover las antenas de mi mente! ¡Vuelvan aquí! ¿Qué es lo que no les va a gustar?

—No quiero arriesgarme a dar un veredicto de qué ocurre en su cuerpo. Saben bien que el cuerpo de los híbridos es muy distinto al resto... pero siendo que soy doctor de Isidora desde que es una niña... digo que ha cambiado algo —dijo el tío Gonzalo o Chalito, Chalo, el papá de la Fay y tío de los chiquillos—, y, quizás, podría ser perjudicial para todos. Yo... solo he oído historias, rumores... leyendas. No sabía si esto fuera posible. Mucho menos en nuestra familia.

—¿Oyó historias tan lejos, Doc? ¿Qué podrían saber las hadas de esta guerra? Siempre se han mantenido al margen de lo que pase en el resto del mundo en su utópico mundo de fantasía.

—Esto siempre ha afectado a todos. Las hadas lo saben, todos lo saben, pero ya es... tarde. Ya está en ella.

¿Tarde para qué? ¿Y qué me pasa? ¿Qué está en mí?

Hubo un momento de silencio y cuando volví a oír revuelo, no fue tranquilizador.

—La encontrarán. —susurró mi mamá, su tono de voz me habría tensado y puesto alerta, ya que sonó desesperada, resignada y ahogada, como si estuviera llorando. Está sufriendo, ¿por mí?

—No sabes si vencerá. Podría morir y ya el problema se lo dejarían a otro.

Qué es buena motivadora, weón.

—¿Hay una posibilidad de sacárselo?

—Nop. Pero eso de morir... ya no lo creo posible. Está recuperándose.

—No puede tenerlo ella. No mi hija.

—Por favor —dijo Selena y no tuve que verla para saber que rodó los ojos—, mírala, Bene, siéntela. Incluso tú, con tus patéticos sentidos humanos, puedes sentirla crecer.

—No... ella no.

¿Yo qué?

La luz tras mis párpados se apagó no sé por cuánto tiempo. No tengo reloj y mi consciencia del tiempo es peor que mi capacidad de cálculo mental. Pudo haber sido un par de minutos, así como una semana. Solo sé, que reaccioné a alguien carraspeando muy, muy cerca mío. Como que me revivió. Fue como un zape. Recordándome que... sigo aquí.

Descendientes de sangre, tormenta y espina. | SAGA ULTRAMUNDO - 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora