Cap. 12: Por supuesto, un enemigo duro.

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Una espada apuntaba en nuestra dirección naciendo de un brazo completamente estirado. Sujetar un arma de ese tamaño con firmeza en esa pose significaba que no sólo era ágil, también era fuerte.

—Deja en paz a la princesa, plebeyo.

—¿Crees que ella viene en contra de mi voluntad? ¿Que he secuestrado a todas estas chicas?

—No sé qué argucia o hechizo has hecho, pero sin duda la princesa de Nanharthiel no dejaría su vida de palacio y su futuro con Ghaerthen para andar correteando semidesnuda por el reino.

—¡Que es el mejor disfraz que había! ¡Mírate a ti misma! —exclamó Shaena.

El rubor empezó a subir por su rostro y su postura titubeó un poco, después empezó a mirar su traje esta vez como mujer y no como soldado.

Cuando se giró para ver su parte trasera, Shaena le disparó al rostro una flecha sin titubear. No le llegó a dar, pues fue parada por una espada de lado. Al parecer nunca bajaba la guardia del todo.

—Ah... —dijo bajando lentamente el arma, dejando un ojo visible —. Esto va a ser más difícil de lo que creía. Está bien, ¿así que así es como vamos a bailar, no?

—¿Acaso tenías otra manera en mente?

Cargó contra nosotros cuando Shaena acabó su frase: Dandel creó una pared de hiedras alargando sus manos contra el suelo y Shaena disparó al aire trazando curvas hacia el otro lado con dos flechas.

—Ziev, ve a ayudarlas —dije mientras volvía a recargar a Aiko.

—¿Eh?... Pero es que la princesa me da igu...

—¡Que la ayudes!

Ziev se sobresaltó, se separó de mí y un par de segundos después una gran dragona atravesó la pared de hiedras cargando contra ella.

Lejos de asustarse, la capitana saltó con gracilidad y dando una vuelta en el aire le dio entre las cejas con el pomo.

Ziev cayó inconsciente cuando la inercia de su carrera acabó, la mujer aterrizó en el camino limpiamente.

Dandel reaccionó con furia y lanzó directamente unas enredaderas hacia ella, que fueron cortadas entre fintas sin dificultad. Su estilo era una mezcla peligrosa entre ballet y kenjutsu. Llevando una espada de estilo occidental la mezcla sólo se hacía aún más rara.

—Shaena, ¿Sabías usar arcos? — pregunté mientras ella lanzaba otra ráfaga de tres flechas, esta vez con hielo en la punta. Dos fueron esquivadas y la tercera desviada con la espada.

—Fue cosa de... —Se sonrojó, seguramente rememorando otros hechos. —Conocimiento Ancestral. Despertó cuando disparé la flecha en el escenario.

—Las flechas no van a funcionar, despierta tú a Aiko, es mi turno

—Así que al final te dignas a luchar contra mí —dijo la conejita raspando ligeramente la voz.

Como un rayo empezó a zigzaguear hacia mí, esquivando los ataques de Dandel y Shaena.

Usó los restos de hiedras de otros ataques para impulsarse en un salto que acabó con un tajo hasta el suelo donde antes estaban mis pies: de no haber usado Vento para esquivarlo de un salto seguramente me hubiera partido por la mitad.

Giró sobre si misma con la espada aún en el suelo para intentar darnos en el tronco inferior y luego dió otra vuelta más mientras se levantaba avanzando hacia mí.

Varias estocadas y cortes empezaron a ganar terreno. Usaba mi hechicería para desviar en lo máximo posible mientras me daba impulso, pero usar el éter constantemente es agotador. Ella por otro lado, parecía incansable.

Lo que sucede cuando morimos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora