CAPÍTULO 16 "GOLDEN"

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Oliver

Estaba en mi cuarto, era sábado, el día de la fiesta de Nadia, y quería ir presentable pues Camile iba a estar ahí.

— ¿Este se ve bien? — le pregunté a Owen y a Estela.

—Pues sí — respondió ella.

Me giré para verme en mi espejo de cuerpo completo que tenía en mi cuarto.

—No necesito un pues — dije firmemente, me miré poco convencido — siento que este color no me va.

Me quité la camisa y me quedé en pura playera.

— ¿Qué color combina con el rojo? — pregunté buscando alguna camisa.

— ¿Por qué tiene mucho interés en verse combinado? — preguntó Estela — siempre va todo mal combinado a todos lados y no le interesa.

—Es que se acaba de reconciliar con Camile — respondió bromeando Owen.

Yo le aventé mi camisa a la cara.

—No me reconcilié con ella, solo platicamos un poco — me defendí.

—Oh, así que quieres ir presentable para tu enamorada — Estela alzó y bajó las cejas repetidamente.

—No — dije.

—Sí — contestó Owen al mismo tiempo.

—Solo ayúdenme y no pregunten.

Estela suspiró.

—Está bien, yo te ayudo, porque tú no tienes sentido común en esto.

Ella se acercó a mi closet.

— ¿Todavía tienes el pantalón café claro?

—Creo que sí, tiene que estar por ahí.

Estela sacó y sacó ropa de mi closet, se nos estaba haciendo tarde y ya me estaba desesperando.

Fue hasta que ella encontró la ropa perfecta (según ella) que guardó todo a y me pasó lo que había escogido.

—Yo digo que se ve bien — comentó Owen.

Me miré en el espejo y la verdad es que no se veía tan mal.

—No lo sé, la playera está muy larga y no va a quedar con la camisa — respondió Estela con la mano en la barbilla parada a mi lado derecho.

—Pero se ve bien — argumenté.

—Sí, pero yo había pensado en la camisa verde oscuro que tienes.

—Entonces sin la camisa, así ya se ve bien — dijo Owen.

—No, ya sé, fájate la playera.

Hice lo que Estela dijo.

—Ahora levanta los brazos — levanté los brazos y ella sacó un poco mi playera — muy bien, ahora ponte esto.

Ella agarró la camisa y me la dio, yo me la puse encima y mentiría si les dijera que no se veía bien.

—Así se ve mucho mejor.

—Entre que se ve bien o no, ya hay que irnos o llegaremos tarde — nos interrumpió Owen.

[...]

Ya habíamos llegado al edificio de Nadia, íbamos a hablarle por el interfono, pero en ese momento ella estaba saliendo de su edificio.

— Hola, Nadia — saludó Owen.

—Hola, chicos — respondió — Qué bueno que llegaron, solo faltaban ustedes.

El chico de la bufanda grisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora