Capítulo 7 En el infierno, nunca es suficiente

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Capítulo 7
En el infierno, nunca es suficiente

Marcus

Mi vida siempre había sido simple. Yo vivía cada segundo de mi maldita vida como si al día siguiente iba a ser el juicio del trono blanco. Siempre fue así hasta que llegó Alma. Todo cambió cuando la asignaron con nosotros. Al principio, yo no la quería. Yo pensaba que iba a ser un estorbo más, puesto que era suficiente con mi hermana y yo para llevarnos a las almas al infierno. Pero desde que la conocí, todo mi resentimiento u odio cambió de un momento para otro.
No sé cómo.
No sé por qué.
Fue como si ella era lo que hacia falta en mi vida.
Siempre había sentido ese vacío profundo en mi ser, pero todo ese vacío fue llenado al ver sus preciosos ojos claros y pasivos. No aparentaba ser una criatura diabólica. Para ser honesto, lo primero que me pregunté cuando la vi fue ¿qué hace alguien tan hermoso y perfecto como ella aquí en el infierno? Era demasiado dulce, tolerante y hospitalaria con medio mundo. Sin embargo, la empezaron a regañar y a castigar en el Infierno por ser alguien noble, así que ella cambió.
─ Las bondades y el resto de las mierdas cursis son para el cielo, Alma ─había dicho Lucian muchas veces─. Seguiremos aplicando medidas aún más drásticas y severas si sigues siendo una maldita ángel bondadosa. Ya no lo eres. Métete eso en tu cabeza. Sigue el ejemplo de tus compañeros quienes hacen su trabajo sin andar protestando.

Aun así no pudo dejar su amabilidad  por completo y como pudo trató de ser una chica mala frente a otros. No obstante, ella no se ocultó de nosotros, y cada noche lloraba en nuestros brazos por su hermano, Daniel, y por su hogar. Ella no quería su trabajo ─y aún lo seguía detestando, sólo que ahora era más llevadero y monótono─, y nos rogaba para que nosotros tomáramos sus almas. Al verla así, un sentimiento de compasión, amor y protección surgió dentro de mí. Yo la empecé a amar y cuidar como nunca antes lo había hecho con ninguna otra criatura o ser existencial ─a excepción de mi crazy sister─.
La defendí en cualquier acusación falsa que le imponían, y muy pronto, mi hermana y yo la acogimos en nuestra vida.

Poco a poco, ella dejó de llorar por su hermano y lo enterró en lo más profundo de su ser. Desde ese entonces, fue una chica fuerte, dura, sarcástica, un poco cómica, aventada, y demasiado terca. Pero aun así yo la amaba y traté de ser el hermano por el que ella lloraba cada noche. Incluso quise ser más que eso y juntos nos unimos en una loca aventura de pasión. Yo sabía que nunca me iba a amar como a un novio u esposo, ni yo a ella tampoco. No estaba en mi naturaleza el amar a alguien en ese sentido, pero sí la amaba como si ella fuera otra hermana más.
Así de simple.

Por otro lado, Ally siempre fue una chica firme y con un carácter fuerte. En serio, juraba que después de un tiempo, ella obtuvo nuestro vocabulario de mierda.
¡Hermosa y perversa boca!
Era perfecta.
Al punto que llegó a superarme. Nunca nadie me había superado, pero ella sí lo hizo. Imposible de creer (sobre todo para mi ego), pero tuve que aceptarlo conforme a los años, décadas y siglos. Ahora sabía que no debía de meterme en problemas con ella ni tampoco podía negarle algo porque podría recibir una paliza.
Y esas palizas dolían.
Mucho.
Demasiado.
No las recomiendo.
Para nada.
Oh, ese carácter terco suyo era insoportable y a la vez hacía que te llamara más la atención.

Era hechizante y maligno.

Poderoso y peligrosamente hermoso.

Recordaba no hace mucho que una vez fuimos a Roatán para pasar unas vacaciones como pareja. Tuvimos sexo todo el día y en todos los lugares de la isla a petición de ella. Fue un capricho suyo por primera vez en su vida sexual, pero tuve que complacerle (y yo que no quería), porque me amenazó con arrancarme las bolas si yo me negaba. Después me di cuenta que había bebido una bolsa completa de drogas estimulantes para tener orgasmos y tener sus partes sensibles. Si lo hubiera sabido antes, la hubiera desintoxicado primero, pero al parecer ella no supo que había drogas estimulantes en la bebida de su última víctima y, como tonta, se lo había bebido porque le había dado sed en ese momento. Di gracias mentalmente de que Ally fuera un ángel o su cuerpo no lo hubiera soportado. Fue una cantidad enorme de drogas la que había consumido. Desde esa vez, Ally aprendió su lección y no volvió a tocar nada de sus víctimas, pero siguió ocupando la frase de mis bolas cortadas para futuros encuentros.
¡Linda!
Como sea, la relación de Ally y yo fue bien vista en el Infierno. El mismo Lucian nos felicitó y dijo que le gustaban las relaciones entre demonios pero que él prefería a las humanas tontas. A pesar de eso, no quisimos formalizar nuestra relación y yo la seguí tratando como mi hermana.

Ángel de las almas -Trilogía Almas L1 -2da edición (en proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora