Capítulo 8

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Los días iban pasando y yo mejoraba con ellos. Poco a poco dominaba un poco más el arte de la magia. Con estudio, práctica y mucha paciencia, eso sí. 

Pero a pesar de mis esfuerzos, ni siquiera la magia puede reparar un corazón roto. 

—Ya pasó Jim, respira. 

—Me encuentro fatal.

—Toma, bebe un poco. Te sentará bien. 

—Creo que voy a vomitar.

—Por favor, no seas tan dramático —fulminé con la mirada a Sophia y calló al instante.

—Oye Sophie, ¿puedes preparar una tila? Creo que la va a necesitar —sin decir nada, miró a Jimmy, el cual estaba sentado en una silla medio encorvado y se marchó. Volví mi atención a mi amigo, posé una mano sobre su espalda para reconfortarlo mientras soltaba un pequeño sollozo.

Resulta que su novia había roto con él. Hacía relativamente poco tiempo que estaban saliendo pero al parecer Jimmy lo vivió muy intensamente. Por lo que sabía, ella ya estaba con otra persona.

—No deberías de haber venido a trabajar encontrándote tan mal. Podría haberte cubierto.

—Es igual, quería venir. Solo dame un momento ¿sí? —asentí y respiró varias veces profundamente, intentando recomponerse. —Sé que pensarás que soy un dramático.

—No sé por qué lo dices —rió ligeramente. 

—Pero de verdad que la quería mucho... —se le quebró la voz.

—Lo sé, Jim. Lo sé. —lo abracé, pasando mis manos por el largo de la espalda. —Pero a veces la manera de querer de uno, no es igual que la de la otra persona. 

Vi que Sophia estaba cabizbaja preparando lo que le había pedido. No le sentaba muy bien ver a Jimmy de esa manera. Es normal, después de todo estaba enamorada de él, aunque se negara a admitirlo. Tampoco ayudaba que Jim fuera más ciego que un topo.   

Supongo que los asuntos del corazón son así de complicados.

Estuve a su lado hasta que se tomó la bebida, que con algo de suerte lo ayudaría a calmarse. Luego tuve que seguir atendiendo a los clientes, así que Sophia se quedó con él mientras iban tomando nota de los pedidos que les pasaba. 

«Para que luego digan que los hombres son insensibles...»

Suspiré mientras me ocupaba de limpiar las mesas vacías. A primera vista Jim parece el típico chulo que le importa todo una mierda, pero en realidad es un sentimental. 

—¿Pasa algo? 

Di un leve salto al oír una voz demasiado cerca de mí. Me giré para enfrentar con sorpresa a Stephen, el cual estaba de pie justo detrás. 

—¿Qué haces tú aquí y de dónde has salido? 

—Yo he preguntado primero. —Llevaba ropa casual y tenía las manos en los bolsillos. Señalé con la vista a la cocina y al seguir mi mirada vio al alma en pena de Jim pasear sin rumbo fijo por la sala. 

—Mal de amores. 

—Pues tenemos peores cosas de las que ocuparnos. 

—Ya me parecía raro que vinieras a hacerme una visita de cortesía —bromeé.

—Es importante —su rostro se puso serio y supe que había un problema. Miré alrededor, no había demasiada gente, tan solo un par de personas. 

—Sígueme —me dirigí hacia la barra y me coloqué en el rincón más alejado para que pudiéramos hablar sin que nadie nos escuchara. 

𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora