Uno

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—¡Pero es inocente!

—Los testigos que la acusaron no opinan lo mismo —escucho varias voces fuera de mi habitación.

—¡No os la llevéis, por favor! —de repente la puerta de mi habitación es abierta por dos corpulentos policías que agarran con fuerza mis brazos.

—¿Q-qué está pasando? —pregunto torpemente y sin motivo aparente los dos hombres me arrastran hasta la salida del aquelarre. —¡Soltadme! —grito y pataleo con todas mis fuerzas pero ellos no parecen inmutarse en absoluto. —¡Cordelia! —la miro buscando respuestas pero su cara está sumida en preocupación.

—¡Te sacaremos de allí lo antes posible, Zoe! —grita ésta y los policías a la fuerza hacen que entre en el vehículo.

"¿Sacarme? ¿A dónde me llevan? ¿Por qué me han detenido?..."

Infinitas preguntas en mi cabeza pero ni una sola respuesta. A medida que el coche avanza, puedo notar como los nervios se apoderan de mí y de mi sistema nervioso, y por más que mire por la ventanilla del coche no logro reconocer la zona. Una hora después el coche frena en seco y los policías me sacan bruscamente sin soltar mis brazos. Alzo la mirada y lo único que consigo ver es una masa de gente acumulada en la entrada del edificio, la cual nos dificulta el paso. Es como si estuvieran esperando por algo o por alguien.

—Llama a la hermana Jude y comunícale que ya está aquí —dice uno de los policías cuando finalmemte conseguimos entrar. El guardia que se encuentra en el interior de aquel lugar obedece.

Ya dentro, echo un vistazo a la gran sala. No sé exactamente dónde estoy, pero de lo que si estoy segura es de que éste es un lugar religioso, ya que la figura de una virgen es el centro de la sala.

Una mujer mayor, al parecer monja, se acerca a mi y los policías se retiran.

—Así que Zoe Benson, ¿eh? —me dice y yo la miro atentamente. —Soy la hermana Jude.

—¿Qué es esto? —hablo por primera vez desde que llegué y ella vuelve la mirada a mi, sorprendida.

—Oh querida, ¿no te han informado? —yo niego, mirando a todos lados. —Estás en la institución mental, Briarcliff.

—¿¡Cómo!? —pregunto quedándome helada. Todo mi cuerpo se paraliza en ese instante. —¿Qué hago yo aquí? —le pregunto y ella suelta una pequeña risilla.

—Has sido acusada de brujería. Volcaste un autobús sin hacer contacto con el vehículo —hace una pausa y trago saliva.

"Debe ser por lo que pasó después de esa fiesta de universitarios a la que fui con Madison... Han pasado semanas desde que eso ocurrió, de todas formas no fue mi culpa y..."

—Matáste a diecinueve jóvenes —interrumpe mis pensamientos mientras camina, yo la sigo. En un intento de huir me agarra del brazo con fuerza. —No intentes escapar, encanto, es imposible —dice con una ligera sonrisa ingenua.

—¡Pero yo no lo hice! —digo defendiéndome y ella suelta otra risilla.

—Ya. Aquí todos son inocentes —dice con ironía y abre unas puertas de las que se escucha mucho escándalo. Conforme entro, ella cierra las puertas dejándome allí encerrada. Intento abrirlas mediante golpes y patadas para salir pero simplemente no se pueden abrir una vez cerradas.

Camino hacia delante observando todo el salón. Una mujer golpeándose la cabeza contra la pared, un hombre gritando barbaridades, una mujer bailando al compás de esa irritante canción... Esa maldita y repetitiva canción que no para de sonar y que cada vez me pone más nerviosa.

"Dominique, nique, nique, s'en allait tout simplement, routier pauvre et chantant..."

No puedo soportarlo más y me acerco a donde está el tocadiscos dispuesta a romperlo, pero un chico de cabello rubio me para antes de que pueda hacer nada.

—Yo de ti, no lo haría —dice éste mirándome. —La última persona que lo hizo acabó así —señala a la mujer que se golpea en la cabeza una y otra vez.

—¿Qué le pasó?

—La castigaron...

—¿Qué? ¿Quiénes? —pregunto.

—Eso no importa. Tú solo trata de no incumplir las normas y todo irá bien.

—¡No pueden castigarnos! —me quejo.

—Oh, si que pueden —dice con una sonrisa un tanto irónica. —Se nota que eres nueva aquí. Por cierto, soy Tate —me tiende su mano para que la estreche en forma de saludo. —Tate Langdon.

—Zoe —mi mano hace contacto con la suya y eso provoca que todos los vellos de mi cuerpo se ericen. —Zoe Benson.

—Y, dime Zoe —pronuncia mi nombre en sus labios por primera vez. —¿Porqué estás aquí? —pregunta y nos acomodámos en unos sillones.

—Según la hermana Jude volqué un autobús con la mente o algo así —río. —Lo sé, suena tan ridículo... Yo no hice nada —suspiro. —Y tú, ¿porqué estás aquí?

—Soy homicida —dice y un escalofrío me recorre de arriba a abajo. —Bueno, eso es lo que dicen —suelta una risilla nerviosa. —Yo sé que no maté a nadie, sino lo recordaría... pero nadie me cree —me mira intensamente, tanto que puedo sentir la ira que le recorre por dentro. —T-tú... me crees, ¿no? —su mirada color café ahora desprende inseguridad, necesidad de oír lo que quiere.

—Sí, Tate. Yo te creo —contesto y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa, pero realmente no estoy segura de si le creo o no ya que no sé si me está mintiendo o si tiene algún tipo de trastorno. Es un desconocido... y podría ser peligroso.

American Horror Story || MedleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora