Capítulo 26

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Dedicatoria:

Este capítulo lo dedico a Nuvia Dolores Catagua. Gracias por tu apoyo, hermosa. 🥰

La fruta que sostengo en una de mis manos termina callendo al suelo. Con ojos muy abiertos miro al árbol, en su gran tronco puedo observar un rostro.

—T-tú... Tú —De mi boca solo salen balbuceos.

Froto mis ojos buscando aclarar la vista; debo estar  imaginando. Los árboles no hablan, no tienen ojos, ni boca, ni nariz...

«Esa es una nariz muy graciosa.»

«¡Listo! ¡Ya me volví loca! Eso es, tanto estrés ha dejado frito mi cerebro.»

—No comas de mis frutos. Pueden parecer sabrosos, pero no le harán nada bien a una pequeña humana como tú —vuelve a hablar el extraño árbol.

—Los árboles no hablan —digo para mí misma.

—En tu mundo no, pero no estás en tu mundo —responde—. Tienes muchas cosas por ver todavía. Dime, pequeña, ¿qué haces por estos lugares?

—Sí hablas. ¿No estoy loca? —digo sin salir de mi asombro mientras lo observo; creo que  tenía razón al pensar que es antiguo, ese rostro lo demuestra. Parece el rostro de un abuelito.

Él ríe ante mi estupefacción. Quisiera ver mi cara ahora mismo, seguro debo parecer retardada.

—No, no lo estás, y si has quedado así con solo verme a mí, no me imagino como te pondrás con otros seres.

De acuerdo, él tiene razón, este no es mi mundo, debería acostumbrarme a encontrar criaturas así. De hecho me entusiasma descubrir más, aunque no estoy segura de que todas sean tan amables; todavía me recorre un escalofrío al recordar al centauro.

Ya más calmada recojo la fruta del suelo y miro al árbol.

—Disculpa, no me imaginé que podías tener conciencia, de haberlo hecho no me hubiera atrevido a tomarla sin tu permiso —digo mostrando la fruta. A mi cabeza viene una pregunta—. ¿Duele cuando te arrancan un fruto?

—No, no duele. ¿Cómo te explico? —Demora unos segundos en silencio, al parecer analizando la mejor manera de explicármelo—. ¿Te duele a tí cuando cortas tu cabello? —Niego—. Pues es más o menos así en mi caso.

—Entiendo. Pareces muy antiguo —comento.

—Lo soy —asegura.

—Estoy convencida que con tantos años debes saber mucho.

—La sabiduría es algo que acompaña a este viejo —dice.

—¿Te importaría compartirme un poquito? —pregunto haciendo una seña con mis dedos y un puchero con mis labios.

Él vuelve reír.

—Por supuesto que no. Me agradas, además no tengo mucho que hacer, ¿no crees?

Con una sonrisa me acomodo sentándome encima de algunas hojas en el suelo, apoyo mis manos a mi  espalda, quedo inclinada hacia atrás para poder mirarlo.

—Tengo algunas preguntas, es que aquí todo es nuevo para mí —le digo.

—Adelante.

Lo pienso por un momento. ¿Por dónde debería empezar?

—¿Hay muchas otras criaturas fantásticas? —comienzo a preguntar.

—Las que no te puedes imaginar —responde—. Pero este mundo es dominado generalmente por los elfos, aunque hay regiones más apartadas en las que algunas criaturas se aislan, no a todos les agrada someterse a ellos. 

El Reino de los ElfosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora