A las dos de la tarde, el timbre suena. Camille me mira y yo a ella, ambas extrañadas por la visita.
-¿Esperabas a alguien?
-No.- Me pongo de pie, ella me sigue por detrás y abro la puerta.
-Hola, Lilly.
Grace, la hija de Mirtha, me saluda con una sonrisa amplia. Casi parece que sus mejillas van a acalambrarse. Su cabello rubio platinado tiene pequeñas ondas al final, como si se las hubiera hecho artificialmente. No la recordaba de esta forma, en los tiempos en los que solíamos jugar juntas ella tenía su cabello castaño oscuro.
Mi primer instinto es fruncir el ceño pero me abstengo y, en su lugar, le sonrío cordialmente porque es la hija de la amiga de mi madre.
-Grace, hola. ¿Mirtha vino contigo? Porque mi madre no está, se fue de viaje...
-Oh, no. Solo soy yo.- Responde.- Quería pasar un rato a... visitarte.
Aquello me sorprende. No puso total interés en mí cuando vino el día en que tuve una guerra de comida. Ni siquiera me dijo un "Hola". Quizás era porque verme enchastrada con glaseado la tomó por sorpresa y no supo qué decir. Aunque no fue así con Zack...
Miro a Camille, ella se encoge disimuladamente de hombros cuando la chica desvía su vista de nosotras y la pone en las flores de la entrada.
-Pasa, Grace.- Termino por decir. Ella vuelve a sonreirme y pone un pie dentro.
Observa la decoración con distracción y yo me adelanto para ofrecerle comodidad después de que mi amiga y yo nos dediquemos una mirada extraña.
-Ven, vamos a la sala.
-No recordaba tu hogar así.- Comenta, siguiéndome.
-Mamá se encarga de renovar la decoración siempre que puede.
Tomamos asiento en el diván. Ella frente a nosotros.
-Hace tiempo no nos vemos, quiero que sepas que no me he convertido en una loca.- Digo, medio riendo.- Cuando viniste aquella vez me atrapaste en uno de mis peores momentos.
Ella ríe y mueve su cabello a un lado.
-Eso fue genial. Tu madre casi enloquece.- Se inclina un poco hacia delante y sus ojos castaños adoptan un brillo coqueto.- El que estaba contigo era Zack, ¿Cierto?
Esperaba que pregunte por él. Sabía que lo que la motivó a visitarme era, en realidad, verlo a él.
-Si, es él.- No puedo evitar sonar algo cortante. En nuestra infancia ella lo vio unas cuantas veces ya que, como he nombrado, Zack prácticamente vivía con nosotros. En ese entonces, ambas éramos inocentes y no nos importaba lo que mi hermano y él hicieran ya que si ellos no nos molestaban, nosotras no les prestábamos atención. Sin embargo ahora... lo guapo del rubio insoportable captó la atención de esta chica de dieciséis que parece saber más que yo sobre como coquetear con el sexo masculino. Me percaté de eso por la facilidad con la que adoptó su expresión seductora cuando le ofreció su ayuda la vez anterior. Tan simple, tan natural y fluído.
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Bésame, ódiame
RomansZackarias Craig... un sueño andante. Dientes perfectos, sonrisa seductora, ojos de color dulce pero intenciones oscuras, cuerpo para infartarse. Me propuse no dejarlo complicar mi vida. Pero él está hecho a la medida exacta para arruinar mis planes...