Cap. 1 - Semidiosa

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CAPÍTULO 1

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CAPÍTULO 1

Cuando parecía que aquella aburrida clase no podía empeorar, la profesora sacó un pesado archivador y lo depositó con fuerza contra la mesa, provocando un ruido seco que hizo que todos los ojos se centraran en dirección a un mismo punto.

—Bueno, como veo que os aburre mi clase, haré que sean vuestras palabras las que me entretengan. Venga, corrijamos las oraciones que tenían que haber estado para ayer...

Se escuchó una queja general que la profesora logró ignorar con eficacia.

Acomodaba sus gafas con la mano derecha mientras que pasaba las fundas de plástico del archivador con la izquierda.

La mujer de moño aplastado y nariz respingona sonrió con aire de autosuficiencia. Sus ojos recorrieron la clase como si estuviera buscando una presa. Se detuvieron en la peor opción posible.

—Noceda, le ha tocado, salga a la pizarra. - anunció a la par que extendía una tiza hacia los pupitres - Espero que esta vez sí haya traído la tarea hecha y no se la haya vuelto a comer su perro.

Resoplé con ganas en mi silla.

—"Pero será bruja..."

Me dije a mí misma intentando disimular el ceño fruncido.

Apenas llevaba 15 minutos en la dichosa clase de lengua y literatura y estaba tan harta de la profesora que quería estamparle contra las gafas de Señorita Rottenmeier aquel dichoso bloque de apariencia maciza.

Total, era el último día del curso, no la vería hasta después de unos cuantos meses.

Pero me contuve.

—"Hazlo por las vacaciones Luz, no seas tonta, no dejes que te amargue el último día, y encima la última hora de clase, no merece la pena ''.

Con pesar me levanté y tomé mi cuaderno. Con paso ligero me dirigí rumbo a la pizarra. A medida que me acercaba solo podía pensar en una cosa: nunca antes había odiado tanto el color verde.

—Tenga -me ofreció la tiza.

La cogí con desgana y comencé a escribir en la pizarra según me dictaban: "El cartero entregó una carta de color rojo a mi vecino".

Me alejé un poco de la pizarra y miré mi cuaderno para analizar la oración correctamente.

Pero las letras comenzaron a moverse y descolocarse a lo largo y ancho de la hoja, entrecerré los ojos esperando que eso me ayudara a leer lo que tenía escrito, pero de poco sirvió.

Desistí en intentar comprobar que lo que estaba escrito en la pizarra y en el cuaderno coincidieran y esperé que estuviera bien. Fui rellenando los huecos con líneas y palabras que indicaban el análisis sintáctico de la oración

Las hijas del Olimpo - Lumity [TOH-PJO AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora