Cuando tu niña se convierte en mujer y más si se apellida: "Bakugo". Tarde o temprano... tendrá que salir del nido a volar y conocer el mundo. Una chica que sabe lo que quiere y eso es seguir los pasos de su abuelo y su padre. Pero el amor... no es...
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- ¿Cómo es que te llamas? - Preguntó la ceniza a la chica de ojos celestes con su ceño fruncido.
- Soy Tetsuro Shimizu, ¿y tú? - Le respondió con una sonrisa, sin embargo la ceniza no correspondió a su sonrisa ni contestó su pregunta.
- ¿Cuánto tiempo llevas aquí? - La de cabello oscuro, volteó sus ojos a un punto fijo, mientras que llevaba su dedo índice a su barbilla, pensativa. Todo esto bajo la atenta mirada de la ceniza.
- Si no me equivoco... un año y ocho meses... - Dijo para luego asentir con toda seguridad con una sonrisa. En la cara de la ceniza se formó una mueca de asco, decepción y confusión, ¿cómo podía ella vivir en ese lugar húmedo, frío y oscuro, y sonreír como si nada? Ella solo llevaba ahí casi 7 meses y pareciese que se estuviese volviendo loca.
- ¡¿Qué?! ¿Llevas casi casi dos años? - Ella asintió y entre el asombro, Katsumi entendió que debía salir de ese lugar lo más rápido posible... sabía que su padre y su madre la estarían buscando con todos los cabos y tropas... y que aún no la hayan encontrado significaba que el lugar donde estaba ella y la de ojos celestes, estaba jodidamente escondido.
La ceniza se levantó del matre que estaba en el suelo para mirar las paredes que no tenían ni una sola ventada, no tenían nada, solo había una pequeña bombilla que colgaba del techo. Katsumi volteó hacia la puerta, y caminó hacia la misma para tratar de halarla o empujarla, estaba fría... La ceniza llevó sus manos a su cabello para revolverlo con brusquedad y frustración.
- Déjalo, es imposible salir de aquí, lo intenté hace mucho tiempo y... no hay nada. - Escuchar como esa chica que llevaba casi dos años encerrada hablaba rendida, resignada... hizo helar la sangre de la ceniza. Ella pensó por unos minutos parada frente a la puerta de metal, para al ya tener más clara la situación miró nuevamente la puerta para volver a tocarla y se maldijo por no haber pensado en eso antes...
- Estamos en el Aciago, ¿cierto? - La de cabellos oscuros asintió.
- Si, lo sabes bien. - La ceniza asintió sin darle la cara, para hablar.
- No sé si lo sabes, pues llevas mucho tiempo aquí pero... estamos en la área más caliente de Afganistán, donde no hay árboles, ni plantas... ni nada... nada de fauna, nada de flora. Mi campamento está ubicado a la orilla del área boscosa de Afganistán y ahí no hace frío... sólo en las noches más de lo normal... ¿sabes lo que significa? - La de cabello oscuro ya no estaba tan desinteresada, pues tal vez casi dos años no sea mucho o tal vez sea demasiado, pero... habían cosas que había olvidado.
- No... ¿Qué significa? - La ceniza volteó a verla como si fuese bastante obvio.
- Que no estamos en el Aciago, estamos debajo. - La de cabellos oscuros lo procesó para levantarse con cuidado por su panza.
