Identidad desconocida

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A la espera de algo mejor,
hoy escribo para alguien del pasado,
que, alguna vez,
robó mi nombre.

Pienso en ella todos los días,
como quien cree estar enamorado
y ve al espejo
esperando ver a su alma gemela.

Siempre presente,
igualando a los demonios
que, a veces,
abrían la puerta de mi habitación,
e intentaban comerme.

Una vez que fui consciente de ella,
las tormentas comenzaron a doler.
Antes estaban,
pero la ilusión que me consumía
me decía que yo tenía las herramientas para pelear contra los monstruos
que salían del tornado.

Ahora ya no las tengo,
pues la ilusión se autoconsumió
y, con ello,
me rompió.

La veo llorar y me da vergüenza. 
El agua salada jamás fue la solución a los problemas,
sólo cegaba.
Se pegaba en las pestañas y no le permitía el paso a la realidad.
Y la realidad es que el agua salada duele,
por eso no abres los ojos en las profundidades del océano.

Me dijeron que le escribiera. Pero quema recordarla.
El pasado pisado y una mierda.
Ella sigue tan presente como el día en que nos conocimos.
Lamentable nacimiento.
Lamentable tormento sin fin.

No es mi alma gemela
Ni otra persona
Tal vez por eso
Es que duele tanto el reflejo

Espero el demonio esta vez logre cruzar la puerta y te mate.
Sus garras nunca parecieron
Tan atractivas
como ahora.

Condenada a ser adultaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora