Lo estaba matando, rechinando y desgarrando sus entrañas hasta convertirlas en restos de carne esparcida, donde ni siquiera las moscas se atrevían a sacrificarse clavando sus patas hambrientas. Los mosquitos parecían haberse congelado con el tiempo, mientras la luna desaparecía de las tapas oscuras de los libros en el horizonte. Hojas trituradas en polvo muerto, empapando la escarcha que yacía dentro de sus tumbas, la descendencia de un árbol reducida a nada más que meros rastros cenicientos de una vida anterior. El frío había estado matando a Chip, pero no era por ese invierno, aire de pino. En todo caso, su mente parecía más aislada de lo que la realidad podría ofrecer.
Había estado mirando por lo que apenas se consideraba un agujero en la ventana, admirando el cielo ausente, a pesar de los ronquidos gorgoteantes y los gemidos espasmódicos que Dale emitía sobre él, sacudiendo el colchón por cada segundo que Chip parecía respirar. Podría haberlo molestado antes, si Chip no hubiera sido tan inmune al patrón de comportamiento.
Pensar que el mundo podría ser tan... bueno, grande, para una palabra menor. Chip ni siquiera estaba seguro de si alguna vez podría haber una palabra para describirlo, como si uno pudiera describir todas las diferentes formas de cambiar y pronunciar sonidos. Solía ser una fantasía para sus años de juventud, cuando la infancia aún había sido ingenua con resultados imposibles, que de alguna manera, si una persona creía lo suficiente, el sueño podría hacerse realidad.
Exhalaba sus alientos aborrecidos contra las escamas del pelaje de Dale, silbando a través de cada pelo como un cóndor deslizándose entre las malas hierbas. No había sabido qué pensar al respecto, ni si debería haber intervenido; los olores de la muerte flotaban sobre él. El peligro lo estaba provocando con sabores amargos de edulcorante, y casi lo ahoga.
Chip prestó atención a un gesto, tal vez una garra grotesca, una lengua preparada para devorar sus entrañas, cualquier insecto listo para poner sus huevos en las capas de sus órganos, pero fuera lo que fuera o no, la ardilla estaba perdiendo segundos más rápido que sus últimos pensamientos en el más allá.
No oyó a Dale moverse, pero sintió su aliento calido, casi felino contra su rostro. Notaba sus latidos cuando se inclinó hacía él. Ya no importaba el ardor, solo el tacto. El sensible, dulce y, a la vez, amargo tacto calido del sabor de Dale en sus labios como un nuevo instrumento de musica viviente. Sin saber tocarlo demasiado pero con el encanto de la novedad. Podía rozarlo en medio de una siesta, morderle los dedos en plena madrugada, pasar una mano fantasma por su pelaje y luego no volver a hacer ni un movimiento durante varias horas seguidas. Eso le enseñaba a aceptar la idea de lo desconocido y de la novedad, lo obligaba a cuestionar sus prejuicios, toda forma de rigidez confortable desaparecia. Es el ultrarregalo que prevalece. La dimensión de juego y creatividad ejerce de impulso y hace que el tiempo pase a cámara rápida, lo cual resulta gozoso, pero exige una gran energía. También es muy angustioso, porque nada se confirma, todo evoluciona, estalla, se rompe y se recompone en el curso del descubrimiento.
Abrió los ojos entornados por la manía. Ni siquiera una mera mirada intentó hacer. En cambio, encontró las comodidades que venían con un estrangulamiento practicado. Su chillido resonó en sus oídos, cortando sus dedos contra la garganta de Dale. Si esto había sido un acto para tomarlo por sorpresa, o si la bestia realmente había estado aterrorizada, no valía la pena anotarlo en ningún libro.
Sus manos en sus hombros, no tocaba sino viento pesado y frío, adivinaba hielo opaco en el esqueleto de esta figura qué, de hinojos, movía sus labios en una letanía de ritmos vedados. Las siemprevivas temblaban, solas, independientes del viento. Su olor era de féretro. De allí venian, todas, de una tumba; allí germinaban, allí eran llevadas todas las tardes por las manos espectrales de Chip... Y el ruido regresó, el ambiente se lleno de amplificadores, y la voz, coagulada, eco de las sangres vertidas que aún transitan en cópula con tierra. El pasador de página en honor que existía, había sido Chip sintiendo su cráneo golpear el suelo.
—¡Enfría tus jets, loco! —nunca en su vida Chip sintió la necesidad de asesinar verdaderamente a Dale, rompiendo ese horrible diente de conejo, permanente con una sonrisa suave y drogada. Empujó a la molestia más lejos de sí mismo, escudriñando las sábanas caídas durante la mascarada—. ¿¡Qué diablos estabas haciendo!? ¿Esperabas que no reaccionara?
—No pensé que me estrangularías por un beso —Dale forzó una risa de sus labios, sus ojos vidriosos con incertidumbre—. Seguro que eres tenso, Chipper. ¿Quién creías que era yo?
Por mucho que Chip temiera la idea, no podía diseñar una réplica aceptable. A medida que crecía a partir de ese mismo pensamiento, el amanecer parecía acercarse un poco más.
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Cuando imagino como sería una relación de pareja entre ellos, inevitablemente esto es lo que viene a mi mente. En fin, disculpen si hubo cualquier error de ortografía. Después editará este One Shot, ya sea agregando o quitando cosas, pero lo dejaré así por el momento.
Muchisimas gracias por leer y déjenme saber que les pareció, pueden dejar sugerencias para mejorar algunos detalles que les hayan parecido fuera de lugar.
¡Nos leeremos pronto!
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Ciclo de lo ausente [Chip x Dale]
FanficEl peligro acecha en cada esquina y, para Chip, puede llegar más rápido que el destino. »El arte de portada pertecene a @CortezMini (twitter) »Los personajes tampoco son míos, son propiedad de Walt Disney.