DOCTORA XXX MICHIKO DAIMON. MI RIVAL, MI OMEGA, MI AMANTE... OTRA VEZ (Doctor-X)

Malentendidos

Poco a poco Michiko se inclinó sobre él y volvió a besarlo profundamente en la boca, y Kaji nuevamente le correspondió de igual manera, cerrando los ojos y abrazándola por el cuello, sintiendo cómo ella llevaba las manos hacia su cinturón y lo desabrochaba al igual que su pantalón, calentándolo aún más.

"Por favor, tómame, te lo ruego...". Pidió ansioso, haciendo la cabeza a un lado mientras ella comenzaba a besar su cuello apasionadamente.

Michiko sonrió contra su piel al escucharlo, comenzando a bajarle lentamente el pantalón y la ropa interior, sin dejar de besarlo en el cuello mientras él se retorcía inquieto debajo de ella, desesperado por que ella lo tomara.

Cuando Kaji quedó completamente desnudo, Michiko comenzó a recorrer su busto con los labios, la lengua y los dientes, besándolo aquí y allá mientras él seguía retorciéndose, aferrado a las sábanas, estremeciéndose al sentir a Michiko sobre su propia desnudez.

Por un instante, Michiko se detuvo y se alzó un poco para observarlo mejor. Nunca entes lo había hecho. Kaji estaba de espaldas, con la cabeza de lado y los ojos cerrados, con los brazos extendidos y las manos aferradas fuertemente a las frazadas, inquieto al igual que sus piernas.

Él no era gordo ni tampoco delgado y aún tenía firmeza, su piel era algo morena y su cabello era abundante y oscuro. Su rostro ya comenzaba a mostrar algunas líneas de expresión propias de la edad, pero aún no tenía arrugas. Michiko miró la pancita, esa pancita que seguramente llevaba un bebé, aquel bebé que él no quería rebelar abiertamente a nadie, ni siquiera decir quién era el padre o la madre...

Michiko sospechaba que ella era la madre, pero le daba miedo y aversión saberlo, no quería perder su libertad, y ser madre era una responsabilidad enorme que no quería tener. Era un alivio para ella que Kaji no quisiera decirle nada y por eso estaba muy agradecida con él.

Sonrió y le colocó la palma de la mano en la mejilla, haciendo que él volviera el rostro hacia ella. Él la miró, con una mirada profunda y llena de amor, conmoviéndola, así que acercó el rostro hacia él y, antes de besarlo posesivamente en la boca, murmuró:

"...No sé por qué me amas tanto, yo nunca podré corresponderte...".

Kaji sonrió, entre triste, resignado y resentido.

"Lo sé, y por eso voy a odiarte toda mi vida, demonio...".

"Eres un tonto, Kaji-chan...".

Un poco más tarde, ambos estaban completamente desnudos, haciendo el amor. Michiko estaba sentada sobre sus piernas dobladas, con las manos sobre las caderas de Kaji, que estaba de espaldas sentado sobre ella, arrodillado y con las piernas abiertas, moviéndose de arriba hacia abajo, suavemente pero sin detenerse, gimiendo junto con ella, auto penetrándose a si mismo, gozándolo intensamente, con una mano en la nuca de Michiko y con la otra masturbándose a si mismo.

"¡Ah! ¡Mierda! ¡Esto es... increíble!". Gimió, sintiendo un éxtasis increíble, sin dejar de mover sus caderas, sintiendo cómo el miembro femenino reproductor de su alfa lo atravesaba por el recto sin piedad.

"Si, lo es... y te odio por eso..., idiota...". Subió las manos hacia los pechos de su amante omega, rozando toda su silueta hasta llegar a su destino, en donde comenzó a apretar y a masajear con la punta de los dedos los pezones, haciendo que Kaji perdiera más la cabeza, comenzando a jadear con más intensidad y moviéndose con más rapidez, buscando otro orgasmo. "Bésame". Le ordenó ella, y él obedeció, girando un poco la cabeza, con los ojos cerrados, buscando los ardientes labios de su dueña hasta que los encontró, y ambos comenzaron a besarse con intensidad, entre gemidos, colorados como un tomate y ardientes como una braza.