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Descanzando tranquilo en el extenso patio de su casa Seo veía el despejado cielo que se encontraba aquel día, ignorando todo a su alrededor mientras ecuchaba música tranquila, todo incluida la presencia de su joven vecino quien lo veía atentamente desde la valla que separaba sus casas. Decidido a que Bin lo viera caminó hasta llegar con el y pasar a su patio con toda la confianza que se tenían, se sentó justo a lado del más pálido y le hizo una señal a este que se quitara los audífonos, que al verlo no dudó en acatar la orde.

-Hola Seo.. Hace días que no te veía- habló iniciando la conversación el rubio.

-Hola Yang, si, estaba ocupado trabajando, el jefe últimamente me ah estado poniendo demasiado trabajo, que estoy realmente exhausto..- quejó el mayor, echando su cabeza para atrás y después viendo al rubio -¿Y tú? ¿Qué haz echo estos ultimos días Jeongin? Te veo más animado- preguntó esta vez Seo, acomodandose para poder apreciar mejor al menor.

-Pues.. La verdad eh estado de buen humor estos días, mi madre está dando luz verde en cuanto a su puesto en el centro, le está yendo muy bien- explicó viendo el azulado cielo -. Ella le pone mucho empeño..

-Me alegro por ella, por tí, siempre te veía tan apasiguado- respondió -¿No tienes hambre? Es un tanti tarde ya- habló repentinamente cambiando de tema.

-Oh.. Tienes razón es un poco tarde,- respondió sacando su movil del bolsillo y revisando la hora -¿Me invitarás de comer? Por algo la mensión- expetó.

-Claro niño, venga vamos a dentro, cocinaré algo apetecible- confirmó parandose de la silla y caminando hacia la puerta de la casa que inmediatamente el menor imitó yendo tras el y entrando al espacioso hogar.

Ambos pasaron y retiraron sus calzados para poder ir directo a la cocina, el tranquilo y relajado ambiente que emitía la vivienda del más bajito era asombroso, con ningún aroma a comida pero con un intenso y dulce olor a sandía hacía aun más cómoda la estadía en el hogar de Seo. De echo Yang amaba estar en la casa del azabache, quien siempre era tan amable, cariñoso, atento, y especialmente atractivo. Ah joder, Seo Changbin sí que era totalmente atractivo, su lechosa piel, su silueta fina, sus pomposos labios, todo en el era totalmente atractivo, y bueno, Seo lo sabía. Sabía que tenía al menor babeando completamente por el; y ni como negar que Yang también es demasiado atractivo, ambos lo sabían, ambos se tenían ganas. La tencion entre ellos era demasiado notoria, ambos querían que sus pieles se golpeasen entre ellas hasta que los dos llegaran al orgasmo.

-¿Qué deseas comer Jeongin?- preguntó abriendo la heladera y revisando que era lo que había para poder preparar algo.

-Amm.. No sé, tal vez un omelett es de mi agrado- respondió a la pregunta sin aparatr su mirada de las lindas piernas del mayor -. Dejame ver- propuso, colocándose atrás de Seo, juntando sus cuerpos descaradamente.

-Um.. Jeongin..- soltó Changbin confundido, bueno, no del todo, era obvio que estaba logrando lo que quería, su pose "inconcientemente" provocadora dió el resultado que buscaba.

Jadeo al sentir como las largas manos del menor sostenían su cintura con fuerza, tal vez marcando la forma de estas en su lechosa piel dejando la zona rojiza. Seo no se quejaba, realmente disfrutaba el mínimo acto que el menor le daba, provocando que su miembro vaya despertando poco a poco. El menor lo distrutaba, disfrutaba ver al azabache en aquella posa tan exitante, mientras se sostenía de la puerta del refigerador de una manera de que el no se caiga ni tampoco se caiga el refrigerador. Jeongin por su lado daba falsas embestidas a travez de la ropa de ambos, sacandole gemidos a su mayor.

○|Dulce como el caramelo|○ ♡~ChangbinHarem~♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora