El bullicio mañanero abundaba en la gran ciudad de Nueva York, adultos iniciando o terminando su hora laboral, adolescentes y niños cansados inundaban las calles, pues la hora escolar llegó.
Aves cantaban el amanecer, haciendo reconocible aquella hora fría y ajetreada del día. Una joven se quejaba ruidosamente en su habitación.
— ¿Porqué hay tanto ruido hoy? Ugh. — Se quejó para levantarse pesadamente de la cama. Sintió el frío suelo tocar sus pies, un escalofrío recorrió su cuerpo. Restregaba sus palmas de sus manos en sus ojos, intentando adaptarse a la luz. Caminó lentamente hacia aquel ventanal con cortinas blancas, transparentes que iluminaban esa vacía habitación. Abrió estas de forma ruidosa, escuchando el agudo y molesto sonido de los metales frotarse.
Su visión fué cegada por el sol mañanero.
— ¿ya se habrán ido los mocosos a la escuela? — Dudó con voz ronca para sí misma. Observó con dificultad la avenida frente a su apartamento, ambulancias y autos policías estaban pasando de forma lenta, así mismo que las personas miraban con interés. No le dió importancia, y se volvió a recostar en aquella cama que no parecía suave, pero habrían peores. Miró hacia el techo un rato, bostezando.
— Mierda, me siento cansada...— Rápidamente sintió un ardor en su brazo, levantó aquella camisa de manga media, mirando un corte cual parecía reciente, sangre caía de este, haciéndolo ver profundo. Se levantó de forma rápida, ajetreada y sin importar aquel frío suelo empezó a correr hacia el baño, tomando de de forma apresurada el botiquín que los apartamentos ofrecían. Suspiró al tomar el alcohol. — Está mierda dolerá, y horrible. — Se dijo para si misma para luego tirar el liquido de la botella a esa herida, provocando una sensación fría, un par de segundos después la herida empezó a arder, la joven mordia su labio para buscar unas vendas dentro del botiquín rojo, una vez encontradas intentó enredarlo en su brazo, apretando aveces. Terminó en menos de 5 minutos, mientras volvía denuevo a la habitación.
— ¿Qué hora es? — Pensó.Bostezó nuevamente. Tomó aquel teléfono celular de color negro sobre la cama, presionando suavemente aquel botón lateral y observando la hora. 9 AM, apretó sus dientes mientras colocaba música desde aquel dispositivo.
— Me despedí pero te mentí..— empezó a tararear aquella motivada y triste canción, mientras empezaba a moverse por el apartamento, dirigiéndose al baño, y colocando el agua de la regadera, llenándose de humo por el calor del chorro.
Empezando a desnudarse introdujo su mano al agua para verificar la temperatura. Una vez hecho aquello entró a la ducha, aún tarareando.
...
Aquella chica se colocó aquella sudadera blanca con líneas y estrellas en las mangas, suspirando y mirando el ventanal con cortinas blancas. Tomó aquel celular de la cama, quitando aquella canción pasante. Encaminandose a la puerta, salió del apartamento, encontrándose con una pareja de ancianos cuales la saludaron. — Buenos días, mija. — Un acento mexicano inundaba su voz.
— Buenos días, señora Lopez. — La avellana contestó de forma amable mientras caminaba al paso de la pareja.
El anciano dirigió palabra. — ¿Escuchó lo que pasó en la madrugada? — La joven negó. — Una muchacha como de tu edad asaltó el banco que está a unas cuadras de aquí, dos personas resultaron muertas, creo que dos mujeres. — Terminó el anciano.
— ¿Es en serio? La gente está cada vez más mal. — se quejó la chica.
Llegaron al elevador, donde aquellas tres personas subieron y marcaron el primer piso, manteniendo una conversación entretenida, por no decir "chisme"
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Depresión , Ansiedad y Armas.
Random(¡Borrador!) Una chica adolescente de 15 años nació con un don mágico cual trajo misericordia y mala fama a su vida, un día normal aquella chica se encuentra con grupos de personas cuales cambiarán en rumbo de su vida. ¿Será un buen cambio?