El sonido de mi teléfono móvil me despierta. Siempre suena en el peor momento. Abro los ojos y me encuentro con la cabeza apoyada en el hombro de... espera, ¿quién es este chico? Entonces, recuerdos de la noche anterior acuden a mi mente como flashes veloces. Sólo es Liam. Su mano está sobre el edredón por la zona de mi estómago.
Me levanto y cojo el teléfono antes de que despierte a toda la casa.
—¿Hola? —Digo sentada en la cama.
—¿Anne? Soy yo. —Escucho la voz de mi madre.
—Ah, hola, Mamá. —Digo cerrando cuidadosamente la puerta de mi habitación. Sigo caminando hasta entrar en la cocina y cierro, de nuevo, otra puerta.
—¿Te he despertado?
—La verdad es que sí. —Me froto la cabeza.
—Lo siento, es que he pedido un descanso en el trabajo para llamarte.
—No te preocupes, ¿pasa algo?
—No, no pasa nada... Bueno, sí. Ya sabes que pronto es el cumpleaños de tu hermana...
—El doce de febrero.
—¿Podrías estar aquí para la fecha?
—Lo intentaré, pero ya sabes que estoy muy liada con la gira y el disco.
—Inténtalo por ella, ¿vale? —Me suplica.
—Claro que lo haré. —Sonrío.
—Cariño, tengo que dejarte, ¡mi descanso se acaba! Nos vemos, te quiero.
—Y yo, adiós, Mamá. —Digo y cuelgo.
Vuelvo a mi habitación y entro cerrando la puerta. Me acerco al calendario y señalo con rojo el doce de febrero: dibujo un círculo alrededor del número y escribo: "Cumpleaños de Lauren". Cuando termino dejo el rotulador donde estaba y me vuelvo a tumbar en la cama. Justo cuando cierro los ojos, Liam se levanta.
—¿Adónde vas? —Le pregunto.
—A beber agua.
—Habérmelo dicho y te la hubiese traído.
—Me acabo de despertar. —Dice y sale de la habitación. Un minuto o dos después vuelve y se tumba a mi lado.— Me duele muchísimo la cabeza.
—Y a mí. —Digo mirándolo.— No me voy a levantar en todo el día de aquí.
—Ojalá pudiera decir lo mismo.
—Puedes decirlo, hay sitio para los dos y mientras no ronques, te puedes quedar el tiempo que quieras.
—Pues me quedo entonces. —Su pie roza la planta del mío haciéndome cosquillas.— Lo siento.
—No te preocupes. —Digo mientras los párpados se me cierran lentamente.
Me vuelvo a dormir y parece que Liam también. Tres horas después nos levantamos para hacer el desayuno que servirá de almuerzo a la vez. Son las doce y media del medio día. Por ahora, somos los únicos que estamos despiertos.
—¿Cuántas personas somos?
—Ocho. —Contesta Liam sacando leche del frigorífico.
—No habrá tostadas para todos.
—Hagamos huevos y bacon. —Propone.
—Está bien, ¿sabes cocinar?
—Sí, mis padres son los cocineros de su propio restaurante y me han enseñado. —Dice sacando varios huevos y un paquete de bacon del mismo.
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El Susurro de Anne
Novela JuvenilPuede denominarse superación o persecución de sueños. Llame como se llame, es lo primero en lo que piensan al escuchar mi nombre. ¿Y por qué será? Un día, por alguna extraña razón, decidí cambiar mi vida. No es nada fácil arriesgarlo todo sabiendo q...