41. Amor Al Cuadrado

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Jueves

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Jueves. 18.00. Consulta de ginecología. Clínica CEMTRO. Madrid

Mediados de marzo

Nunca he estado tan nervioso en mi vida como lo estoy hoy. Ni cuando firmé con el Atlético ni cuando todo lo de Luna. Me llevo las manos al pelo y cojo una bocanada de aire. Tengo la garganta seca. Apenas puedo tragar. Luna alarga su mano y yo me agarro a ella sonriéndole para que no se preocupe. 

La ginecóloga le ha dicho que tiene la tensión alta y que tiene que vigilársela, aparte de que está baja de hierro, aunque dice que eso es normal en las embarazadas. Le ha mandado unas pastillas y una dieta rica en verduras y legumbres. Una enfermera le descubre el estómago y la embadurna con gel. La doctora coge el ecógrafo y empieza a pasarlo por su barriga mientras la pantalla se enciende. 

Ahora es cuando siento el corazón que se me va salir del pecho. Por los altavoces del aparato empieza a escucharse distorsionado el rápido latido de un corazón. Luna emite un pequeño jadeo y aprieta mi mano con más fuerza. 

- ¿Ese es su corazón? -le pregunto yo a la doctora. Ella sonríe aunque frunce el ceño mirando a la pantalla. Algo que hace que me ponga más nervioso. Empieza a mover el aparato y segundos después nos mira de nuevo.

- Bueno...sus corazones, chicos, tengo que deciros que...son dos...

Vale si, creo que ahora viene cuando me muero y me desmayo. Dos. Dos bebés. Voy a tener dos hijos. La hostia puta vaya.

- ¡Oh, dios mío! -mi mujer se lleva la mano a la boca y se pone a llorar desconsolada. Me acerco a ella y beso sus mejillas intentando tranquilizarla- dos Rodri, que son dos.

- Pues maravilloso Luna. Ya queríamos a uno, pues con dos ya, nos volvemos locos -acaricio su mejilla y ella se pone a reír nerviosa sujetando mi mano.

- Muy locos entonces...por favor -Luna mira a la ginecóloga casi rogándole- ¿segura que son dos? vaya que haya más y no los haya visto usted.

- Tranquila Luna -le dice ella sonriéndole- hay dos, sólo dos.

Esto es increíble. Dos. Madre mía. Cuando se lo contemos a las abuelas les da un soponcio. La ginecóloga nos sigue explicando un poco lo que aparece en pantalla. Se ven perfectamente sus deditos y sus pies. Dos. Dos bebés a los cuales estoy mirando y quiero con toda mi alma. 

Acaricio las mojadas mejillas de Luna mientras ella me da una pequeña sonrisa. La amo. La quiero muchísimo. Acaba de darme un regalo maravilloso. Bueno, que se puede esperar de alguien tan increíble como ella.

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𝑷𝒊𝒆𝒏𝒔𝒂 𝒆𝒏 𝒎𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora