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Sunghoon: hyung, Gaeul vendrá a la ciudad mañana y me gustaría que la conocieras

Sunghoon: ella es literalmente mi princesa

Sunghoon: ¡es muy linda, te agradará!

Sunghoon: además, no debes tener miedo, no va a morderte

Heeseung: ¡oh, claro!





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Heeseung no esperaba eso.

—Hyung, que mierda—Jaeyun siseó y dejó el teléfono de Heeseung en la mesa del restaurante con muy poco cuidado, causando que recibiera una mirada de advertencia por parte del mayor. —Literalmente todos creímos que era gay.

Heeseung convocó a sus mejores amigos a una reunión de último momento en el restaurante al que siempre asistían cuando sucedían cosas inesperadas como ahora, cuando recibió el mensaje de Sunghoon. Sus hamburguesas, patatas fritas y cerveza fría eran siempre el mejor menú para sus típicas recaídas en la vida y sin hablar que la ambientación nocturna y amaderada al aire libre decorada con guirnaldas de luces que lo hacía más acogedor.

Ahora más que nada desearía que su reunión fuera por alguna nota mala en clase y no por alguien que tuviera el nombre y apellido del chico del que se había enamorado.

—Puede que sea bisexual— Sunoo contratacó, alzando sus hombros mientras seguía buscando la forma de acomodar su hamburguesa entre sus manos para que pudiera comerla. Riki a su lado resopló.

—¿Podemos ignorar el hecho de la sexualidad de Sunghoon cuando literalmente invitó a Heeseung a conocer a su novia? — Todos abrieron sus ojos con sorpresa ante la mención de la última palabra de Jongseong y no dudaron un segundo en lanzarle dagas con los ojos.

Y Heeseung simplemente se encogió en su asiento con la esperanza de dejar de existir.

Había conocido a Sunghoon en un restaurante de comida rápida en el centro de la ciudad. Le hubiera gustado contar su historia con él como un encuentro casual y un posible amor a primera vista como todas las novelas que Sunoo leía, sin embargo, no fue de esa manera. Fue Jongseong quien llegó a su habitación gritando que encontró a un chico que era completamente su tipo ideal atendiendo una pizzería. Heeseung al principio le dijo que estaba loco por asechar a personas a cualquier lado al que fuera y que, sobre todo, estaba loco porque las asechaba para arreglar su vida amorosa perdida —aunque Heeseung nunca se lo pidió y tampoco se preocupaba por estar solo—. Pero al final de todo ahí estaba, escuchando a uno de sus mejores amigos en lugar de escuchar a su propio corazón y mente.

Cuando Heeseung vio por primera vez a Sunghoon inmediatamente tuvo que poner lo que conocía como la Lista de Estándares de Lee Heeseung™ en el fondo de su bolsillo porque el chico a unos cuantos metros de él encajaba perfectamente con todo lo que una vez hubiera buscado en una persona. El mayor problema resultó en que nadie sabía con certeza si tendría una oportunidad con él por qué; 1) no sabían si tenía pareja, y 2) no sabían si estaba interesado en los chicos. Pero a Jongseong no parecía importarle, porque tan pronto como Heeseung comenzó a salir de su trance, lo empujó hasta el mostrador sin ningún cuidado e hizo que se tropezara frente al chico bonito. Heeseung estaba a punto de maldecir a su amigo, pero la sonrisa en los labios rosados del trabajador le hizo olvidar el accidente. Jongseong no pudo evitar reír en el fondo de la habitación cuando el chico se puso nervioso bajo la mirada con ojos de gacela de Heeseung, aunque podía sentir un poco de compasión por el de piel blanca ya que Heeseung usaba esa mirada para su conveniencia.

A pesar de que los dos parecían temblar como gelatinas por lo nerviosos que estaban, Jongseong supo que todo había salido de acuerdo al plan cuando Heeseung llegó a él con una mano sosteniendo una caja pizza y la otra sosteniendo un ticket con un número y nombre grabados en él.

𖥔 ִ  ۫   ˑ  gaeul    !   heehoon  ִˑDonde viven las historias. Descúbrelo ahora