Terminé mi bordado, bueno parte del diseño. Mis jeans eran viejos y aburridos, acabar el diseño de flores era un trabajo arduo, eran patrones grandes y algunos con diseños complicados. Porque lo había decidido así, complicando algo que perfectamente podría ser simple. Mis decisiones, era puramente eso. No podía elegir las fáciles, sino que siempre parecía que era un boicot por parte de mi misma.
Estiré mi pierna que ya empezaba a acalambrarse por estar en la misma posición. Estaba en la terraza en uno de los cómodos sillones que tenía Marcus. Era temprano y ver el amanecer fue una buena decisión, era una linda combinación junto al mar haciendo un buen espectáculo. Un buen plan para cambiar mi estado de ánimo.
Recaídas, creo que todos en algún punto las tenemos. Necesitamos buscar fuerzas de situaciones simples para recargar energía y volver a la batalla.
—¡Maldición! —Me llevé el dedo a la boca como si eso ayudara con el dolor de haberme pinchado con la aguja.
—Amor.
Salté al escuchar una voz detrás. Giré y me encontré con Marcus.
—El dedo, tuviste suerte.
—¿Con que?
—Te pinchaste el meñique, significa amor.
—Claro —sonreí por lo estúpido que sonó eso—, significa que soy una tonta por no prestar atención.
—Mi abuela solía decir que pincharse el dedo meñique significaba que accederás al amor. Loco, ¿no?
—Mucho.
No dije nada cuando se sentó en el mismo sillón, solo que estaba en la otra punta. Dejó dos tazas una con café y otra con té.
—Dos de azúcar —señaló el café.
¿Cómo sabía eso?
—Quien podría pensar que eres atento a estos pequeños e insignificantes datos. Ahora dime, ¿Por qué estás aquí?
—Me sorprendí al no encontrarte en la cocina haciéndote el desayuno. Ya sabes, eres ruidosa con tus canciones desde temprano, por cierto: ¿no tienes otro cantante para escuchar?
—Nop —Le di una sonrisita—. Escucharás todas las mañanas a Harry Styles hasta que me vaya o me mude a la casita que tenía al principio. Tus oídos por ahora son bendecidos por su música, disfrútalo.
—Claro. ¿Es necesario tener la música tan alta?
—Me produce esa sensación de que estoy disfrutando más la música. —Me acerqué y tomé la taza con café.
—Eres rara, nadie quiere tener la música tan fuerte a las ocho de la mañana.
—Bueno, tu rutina de despertar temprano de alguna manera se me pegó —admití—, me cuesta despertarme más tarde. Por lo que es tu culpa.
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Solo quiero estar a tu lado
Novela JuvenilNichole, una fisioterapeuta en busca de sanar sus propias heridas, desembarca en la encantadora Byron Bay. Su misión: cerrar cicatrices emocionales mientras ayuda a otros. Pero todo cambia cuando Marcus, un paciente rebelde, desafía sus límites. La...