Capitulo 1

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Observo el paisaje. El otoño ha llamado a las puertas de la ciudad de Londres y se ha hecho presente en ella. Una leve brisa se aproxima desde el norte y suave, pero constante, hace que las anaranjadas, marrones y rojizas hojas que pintan el paisaje se dejen caer de las copas de los árboles, a los que alguna vez pertenecieron para así, ahora, formar grandes y pintorescas montañas que serán la diversión de muchos niños y adultos.
Voy caminando por las veredas del Regent 's Park, siempre que paso por aquí no puedo evitar detenerme a ver el paisaje. Lo observo con detenimiento y desde lejos, de una manera casi ausente. No puedo creer que he vuelto a Londres y mucho menos puedo creer que volví en la época de otoño. Siempre me ha gustado la singularidad de esta estación en la capital. Me inspira un cierto aire nostálgico y especial que no encuentro en otra parte del mundo, me hace decir que me siento como en casa o quizás ésta sea "casa", no lo sé exactamente.
Intento no desviarme tanto con mis pensamientos, aunque creo que es algo prácticamente imposible para mí, y salgo por el lado sur del Regent 's Park, atravieso las calles de una manera casi monótona, casi como costumbre, ya conozco ese recorrido de memoria. Ulster Terrace; York Gate; York Terrace W; Allsop Pl. Camino por todas y cada una de esas calles hasta llegar a Baker St. Desde la esquina puedo divisar el Museo Sherlock Holmes, sigue igual que siempre, nada ha cambiado en estos cuatro años, sin embargo, albergo grandes ganas de volver a visitarlo durante mi estadía aquí.
Abandono la mirada del museo y me centro en mi objetivo, ya habrá tiempo de pensar en ello, primero debo llegar a destino. Mis pies avanzan hasta llegar a A41 que más tarde será Park RD.
La valija con rueditas rodando por el suelo choca alguna que otra vez contra alguna piedrita y genera ruidos que llaman levemente la atención de la gente. No me molesta, en otro momento me hubiera muerto de vergüenza, pero ya no, ya no me molesta. La mirada de la gente ya no pesa tanto en mí como lo hacía antes, mucho menos en un lugar así, donde nadie me conoce. Creo que ese fue uno de los motivos por el que vine aquí, nadie me conoce. Estas condiciones me son favorables, nadie conoce mi pasado. La gente de este lugar no tiene nada que ver conmigo, no le interesa quién he sido o qué he hecho antes de llegar a su ciudad. Ellos, sencillamente, pasan de forma indiferente de mi lado. Ventajas de ser invisible. Esta situación es la que me da la posibilidad de volver a empezar, de cambiar quien soy, de ser alguien más... Sí. Ese era mi objetivo al venir... No solo vine a estudiar, vine a cambiar mi identidad y el venir aquí no fue, sino, la decisión que me permitiría cambiar mi futuro, borrando mi pasado. Fue la decisión que me llevaría a estar a un paso de mi futuro.

Recorro las húmedas veredas, aquellas que parecen esconder miles de nostálgicas y maravillosas historias. Historias como las mías, en aquella cuadra, en esa casona. En mi cabeza miles de ilusiones aparecen y se esfuman al instante: una pequeña aprendiendo a montar bicicleta, un día de campo familiar en el jardín, una travesura arriesgada, mi primera vez haciendo caramelo, el dulce petricor de otoño y el aroma a un chocolate caliente...Todo absolutamente todo aquí me trae al pasado y es por este mismo motivo que resulta irónico que haya escogido este mismo lugar para forjar mi futuro. Pero es que no puedo olvidar quien fui, quien soy.
Sin divagar mucho más, decido entrar. Estoy en el que solía ser mi hogar.
Un pequeño rayo de luz atraviesa toda la casa y pega justo en mi rostro encandilándome. Mas poco a poco me acostumbro a aquella luz. Todo es muy cálido, pero me pregunto qué diría mamá si viera todo el polvo asentado en este lugar. Definitivamente tendré que adecentar todo aquí antes de poder hacer cualquier otra cosa.
Después de recorrer un poco más la casa y recordar varios episodios de mi infancia, decidí que mi habitación sería la que solía ser de huéspedes, justo al lado del ático. Nunca entendí por qué jamás la usábamos, creo, era la mejor; espaciosa y con un gran ventanal que daba con la vista justo al roble del jardín. Dejé mi maleta allí, me cambié por una ropa más cómoda y me dispuse a limpiar todo el lugar. Comencé desde la cocina hasta la sala de estar, hice las escaleras y subí a las habitaciones, finalmente el baño y el closet. Ya todo en la casa estaba impecable. Demoré toda la mañana y tarde en hacerlo, pero valió la pena cuando al anochecer ya no había ni una sola mota de polvo. Mamá estaría satisfecha con el resultado. Aunque no tenía planeado detenerme a hacer tal limpieza, tenía el tiempo suficiente como para retardar mi alojamiento y ocuparme de limpiar todo antes.
Sólo quedaba una cosa por hacer y es el jardín, con el anaranjado roble, por lo que al día siguiente debería llamar a un jardinero que pueda dejarlo en condiciones adecuadas.
Aunque estoy totalmente agotada, decido no dejar mis tareas fundamentales. Después de tomar un baño, procedo a preparar la cena y comenzar a resolver los documentos necesarios para la inscripción a la universidad. Debo acostumbrarme a que, de aquí en adelante, soy el timón de mi vida y no puedo dejar cosas al azar. Debo hacer lo posible por que todo esté perfecto.

Al Paso del FuturoWhere stories live. Discover now