Estaba sentada junto a la chimenea mirando el cálido resplandor que emitían las brasas. Aquel día hacía bastante frío y decidí pasar la tarde de mi jornada libre envuelta en una manta junto al fuego.
Aún estaba un poco inquieta por lo que había sucedido unos días atrás, pero poco a poco intentaba dejarlo de lado para centrarme en mi día a día. El mundo no se iba a paralizar solo por que un mago chiflado había intentado hacerme puré.
Podía estar tranquila allí pero también en el trabajo, sin el miedo de que pudiera pasarles algo a mis amigos por mi culpa. Era una de mis prioridades. Nunca me perdonaría si llegaran a correr algún tipo de peligro.
Los dos hechiceros estaban bastante ocupados aquella semana en particular. Habían organizado varios consensos y reuniones para averiguar qué estaba pasando exactamente. De momento no tenían mucha información, pero sí la sospecha de que podía tratarse de un grupo de fanáticos que les encantaba sembrar el caos.
—Te vas a quedar ciega si miras la llama tan de cerca.
Volví mi vista hacia el sonido de la voz que provenía de las escaleras para encontrar a Stephen bajando por estas.
—Creí que estabas en una reunión.
Daba gracias por no tener que asistir a ese tipo de eventos, ya que me aburría con las indagaciones tan ancestrales que se debatían allí. Prefería dedicar mi tiempo a la formación. Las charlas filosóficas se las dejaba a otros.
—En efecto, lo estaba. Pero Wong se ha quedado en mi lugar, empezaba a saturarme de tanta palabrería.
—¿Así que Wong es el chico de repuesto, eh? Si se entera te dirá varias cosas y no precisamente bonitas —reí mientras lo veía sentarse en el sillón que había delante de mí.
—No tiene por qué saberlo si alguien no se va de la lengua —me miró con advertencia.
—Mis labios están sellados —pasé mis dedos sobre mi boca simulando cerrarla con cremallera y tirar la llave lejos. Negó con la cabeza, pero se le notaba divertido.
—¿Todo bien por aquí mientras no estábamos?
—Sí, tan tranquilo como siempre. Al menos tu capa es buena compañía —dirigí mi mirada al rincón de la habitación para ver a la prenda levitar con gracia.
—A veces me da la sensación de que te prefiere antes a ti que a mí.
—Qué buena deducción, Sherlock.
Entornó los ojos enfurruñado como los niños pequeños mientras sonreía. De repente hizo aparecer un tablero de ajedrez en la mesa que había entre nosotros.
—¿Una partida? —habló mientras colocaba las piezas en cada extremo del tablero.
—No sé cómo se juega.
—Yo te enseño.
Hice como que meditaba mi respuesta pero acepté sin demasiados rodeos. De pequeña siempre me llamó la atención, así que aquella era una buena oportunidad para aprender.
—¿Color?
—Negro.
Después de un rato enseñándome qué movimiento hacía cada pieza, empezamos a jugar. Era un juego de pura estrategia y poco más, así que no tenía que estar pendiente por si al listillo se le ocurría hacer trampa.
Como era de esperar me ganó esa primera vez. Pero decidimos jugar un par de veces más. Así matábamos el tiempo, entre charlas amenas y movimientos de piezas.
—¿Sabes? —habló después de que moviera el alfil para amenazar a mi reina. —Aunque ya llevamos un tiempo viviendo bajo el mismo techo, no sé casi nada de ti.
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𝐓𝐡𝐞 𝐌𝐚𝐠𝐢𝐜 𝐈𝐧 𝐘𝐨𝐮 || 𝐃𝐫. 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞 𝐱 𝐎𝐜 ||
Romance"Si me dieran a elegir entre cambiar el pasado o quedarme con este presente, elegiría la segunda opción. Porque prefiero vivir mil veces todo lo que pasé para llegar hasta aquí, que vivir un presente en el que no estés aquí. Conmigo."