Prólogo

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Un día más que pasa, un día más encerrada, un día más sin comer, un día más donde la mejor solución sería la muerte, un día más sin oír las risas de mamá, papá y de Esther.
Ya han pasado casi dos meses desde que los soldados nos trajeron a este lúgubre lugar, donde la comida es escasa al igual que la ropa, los medicamentos y el agua.
Aún no se que fue lo que hemos hecho para merecer esta mierda de vida (si es que se le puede llamar vida) cada día me pregunto lo mismo una y otra vez ¿Qué hemos hecho mal?, ¿A quién le hemos causado tanto daño? ¿a quién hemos matado? ¡¿A QUIÉN?!.
Los soldados nos han despojado de todo lo que teníamos y somos o más bien éramos, nos han humillado y maltratado cada día desde nuestra llegada a los campos de concentración.
Durante toda mi estancia en este infierno de lugar he aprendido que existe gente sin corazón, gente que se siente capas de humillar, maltratar e inclusive, aniquilarla sin sentir remordimiento alguno, pero que también existen persona que llevan esperanza a quien lo necesite, persona de gran corazón; en resumen, existen persona oscuras, pero también hay persona que irradian luz.

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⏰ Última actualización: May 30, 2015 ⏰

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