Capítulo 7: Devilish Angel/Lustful sinner

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Amelia enmudeció, obedeciendo en el silencio y el disimulo absoluto. Ni el agua helada ayudaba a calmar sus latidos ni a despejar su mente, una mente inundada con los sucesos recientes, recuerdos y deseos lascivos. ¿Siempre había sido así? No recordaba la última vez que se había dejado llevar por el deseo y su mente había terminado totalmente nublada y abrumada por el deseo y la pasión que se apoderaban de su racionalidad. ¿Acaso el ser humano no era un ser racional y la única cualidad que lo diferenciaba de los animales? Lastimosamente, eso solo era en la teoría y sueños febriles, ya que estaba más que demostrado que tan solo un siete o diez por ciento de nuestras decisiones diarias eran dictadas por la razón y el resto eran caprichos, pasiones o arbitrariedad tomando forma.

¿Lucía era una necesidad o una pasión desenfrenada? Los sentimientos intensos eran un arma de doble filo, capaces de dotar de fuerza, bienestar y determinación o de hundir en la miseria, ansiedad y depresión. Podría considerarla una necesidad fisiológica y la peor de sus perdiciones.

La militar se sentía observada nuevamente, no obstante, el matiz de su mirada de lobo era más reflexivo que otra cosa, solo quedaban vestigios de las llamas de la pasión en sus ojos y el rubí en sus mejillas. Sonrió satisfecha, su presencia siempre era capaz de revolver sus creencias y sentimientos, lo cual era satisfactorio y un motivo para sentir cierta superioridad con el resto de personas mundanas que nada tenían para afectar a la última de las Blight.

—¿Qué es lo que tengo para que alguien como tú no pueda olvidarme? ¿Qué es lo que soy? —Lucía lanzó aquella pregunta al aire, esfumándose como el humo antes de que su otra compañera pudiera responderle. Amaba plantearle cuestiones complejas con el objetivo egoísta de no desaparecer de sus sentidos en ningún segundo.

«Diría que no tienes nada, si fuese la misma de hace mucho tiempo que tú cambiaste; al mismo tiempo, diría que lo tienes todo. Todo lo necesario para evadirme, para darme alas y descontrolarme. ¿Qué eres para mí? Ni yo misma lo sé, solo el tiempo lo dirá, ya no somos dos adolescentes caóticas y apasionadas. El tiempo pasa y no entiende de contemplaciones...» pensó la Blight, cerrando sus ojos y suspirando larga y pesadamente para relajarse mientras terminaba su baño. No tardó demasiado en salir de la tienda, cambiada, renovada y preparada para otro día exhaustivo de ayuda y catástrofe.

Lucía no dijo nada, se limitó a entregarle un café demostrando que recordaba cada uno de sus gustos, despidiéndose con un simple gesto para irse a buscar a los militares y, más concretamente, a su escuadrón. Se sentó junto a ellos, sirviéndose del plato común para tener un desayuno medio decente dadas las circunstancias, nadie se atrevió a decirle nada, después de tanto tiempo conocían sus hábitos y necesidades. Por la mañana, no solo necesitaba un café para ponerse en marcha (o muchos), necesitaba varias horas de silencio y reflexión para reponer su energía y poder mostrarse como algo que no era pero se esforzaba por aparentar constantemente, social y autoritaria. Siempre prefirió la compañía de un buen libro o una película a un evento social, no tener amigos a ser traicionada y el silencio y la oscuridad al sonido ensordecedor y la luz cegadora.

Lucía se comportaba como un lobo alfa, autoritaria, velando por su manada, por la protección y supervivencia, cuando realmente era un leopardo, un leopardo pantera, alfa, solitaria, disfrutando las cacerías en soledad, la libertad... Y solo estando dispuesta a rechazar voluntaria y permanentemente de esa cualidad por cierta doctora. 

Sinceramente, deseaban preguntarle por su pasado, adivinar si realmente habían pasado la noche juntas al salir de la misma tienda, quién era aquella doctora hermosa e intimidante capaz de hacer que se callara la boca y agachase la cabeza, apartando su mirada generalmente imponente y orgullosa, para llenarse de inseguridad y vulnerabilidad. Parecía que aquella joven explotaba todo lo que tenía terminantemente prohibido debido a su papel en el ejército.

Esclavas del destino (Lumelia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora