El cielo, como cada mañana pintaba los colores de unos hermosos rosas, amarillos y naranjas tonos pasteles que solo reflejaban la paz que empezaba a formarse en las praderas.
Unas pequeñas patas se posaron sobre el suelo en cuanto el sol comenzó a hacer visible el pasto, poco a poco dando un paso hacia delante, mientras salía de la vieja cueva de la guardia del león, el sol comenzaba a cubrir el cuerpo de Fuli, aquella la cual estaba decidida a probar nuevamente su más grandiosa habilidad ahora que podía al menos mantenerse de pie.
Sus patas con aquellas largas cicatrices de garras que iban desde el muslo hasta la punta de sus dedos hicieron que su pelaje dejara de crecer en esas zonas, según ella, la cual se mofaba un poco de su nuevo aspecto ahora era un tipo de cheetah-cebra.
Dobló las piernas y fijó su vista en un arbusto no muy lejos de su ubicación actual, decidida a correr lo más rápido que pudiera hasta llegar al arbusto.
"3, 2, 1, ¡Ya!"
Tan presto y la hembra pegó el primer paso para correr; sus piernas se doblaron dejando el rostro de Fuli sobre el suelo, un golpe duro y seco, la hembra sintió aquella sensación horrible de tu cabeza punzando, como si el cerebro se hinchara y no te dejara en paz.
¡Mierda! Soltó la hembra mientras posaba sus patas sobre su cabeza tratando de aminorar el dolor.
Intentó pararse, las piernas le temblaban como un ciervo recién nacido.
Volteó la cabeza para ver que tanto había recorrido. Para su sorpresa habían sido unos 20 o 30 centímetros desde el punto en el que estaba, se sentía inútil ahora que su habilidad era inservible.
Caminó hasta aquel arbusto, le tomó un buen tiempo llegar tanto por lo lento que podía caminar como por el dolo que sentía en sus piernas, los forasteros la habían marcado, física y mentalmente. El simple hecho de pensar en esos rostros, mirar cómo se reían de ella empujándola de un lado a otro. Con los ojos casi cerrados, siendo empujada por esos malditos hasta caer al suelo, en cada caía un nuevo corte en su pierna se hacía, siendo obligada a pararse para no recibir más rasguños y solo risas acompañadas de empujones por parte de los forasteros.
Esa horrible planta azul que era obligada a masticar, ese horrible sabor que por un lado calmada el ardor de sus piernas, pero del otro comenzaba a nublarle la vista lentamente hasta que finalmente perdía el conocimiento, dormida.
Flor de loto azul la llamaba Dhakar mientras presionaba la quijada de la hembra para obligarla a engullirse la planta luego de masticarla un poco.
Fuli soltó un largo suspiro y después se concentró en cada uno de los cortes que sus patas tenían, tan finas, tan profundas, su piel hinchada convertida en cicatriz, horrible para el sedoso pelaje que la hembra tenía antes de todo esto.
Perdió el tiempo viendo sus defectos hasta que una voz familiar lo sacó de sus pensamientos.
¿Qué haces despierta tan temprano? Una pequeña risilla burlesca salió de la boca de Kion mientras se sentaba al lado de su amiga.
No lo había notado llegar, pues su mente solo se había concentrado en sus heridas.
Hola.
Soltó la hembra mientras daba un pequeño paso a su costado para alejarse de Kion.
¿todo bien?, digo, ayer te notabas contenta. Volvió a preguntar el macho mientras despegaba sus patas traseras del suelo para llegar de nuevo a donde su amiga.
Mira Fuli, ahora que la paz volvió a este lugar creo que es momento de que la guardia del león vuelva a reunirse. Volver a ayudar a los suyos sin importar que.
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¿Y SI ALGUIEN MUERE, QUE HACES?
FanficUna historia basada en un universo alterno de El Rey León. Todo a estado en paz desde que Scar volvió a las praderas y Zira muriera. No todo es color de rosa en el reino de Pridelands, una nueva amenaza se avecina y los reyes de las praderas junto c...